¿Y DONDE ESTÁ EL AVANCE? (Página nº 306)

Rubalcaba ha tirado de ese manual clásico del político de "parecer cambiar algo para que todo siga lo mismo" y ha propuesto lo de las listas electorales desbloqueadas, un supuesto avance que ni acerca en el futuro las listas abiertas, verdadero paso adelante que no llega, ni cede en realidad el control estricto de las listas por el partido, con lo cual, a pesar del cacareo afín, no aporta nada de nada salvo jugar a las apariencias de progresismo y democratización interna, pura fachada desdeñable.

Partiendo de la base de que es el partido el que designa a los componentes de la lista para el Congreso y su orden inicial y que introduce un índice corrector que exige cierta diferencia para que pueda variar ese orden original, no queda excesivo margen. Si, además, lo son dentro de una lista única muchos votantes introduciran la papeleta de su partido sin complicarse medianamente estableciendo un orden de prioridad y dejándose ir por el criterio de quienes las elaboraron. Y si, como suele suceder, en una lista al Congreso la mayoría desconoce a los miembros de la candidatura provincial más allá del primero o el segundo, como suele suceder, difícilmente, y salvo caso flagrante de un rechazo masivo a algún miembro de la lista, cambiará nada la composición propuesta por el partido.

Entiendo que estos pasos timidísimos en una línea de cambio y apertura originen ilusión en algunos y hasta crean aventurar en ellos el asomo de cambios más profundos pero carezco de la ingenuidad suficiente para tragarme ese cebo impostado y con sello electoralista. Listas abiertas sí, a partir de esa premisa me comprometo a poner la dosos de ingenuidad que me queda al servicio de la ilusión. En tanto, excusenme de estos fuegos artificiales.