"Daimiel en el Recuerdo", grupo más popular de facebook vinculado a nuestra ciudad, guarda entre sus aportaciones fotográficas verdaderas joyas, imágenes que te hacen reaccionar porque es imposible la indiferencia, pero también, ¡cómo no!, porque son capaces de devolvernos el recuerdo de momentos, lugares, tiempos, que uno guarda en la memoria temiendo el instante de su olvido.
Ayer Pilar Sánchez-Camacho compartió esta impagable foto del Guadiana por La Máquina, tras su paso bajo el molino hidráulico, y basta una primera mirada para entender que quien no conociera la zona hasta después de ser devastada por las máquinas, las talas y la sobreexplotación del acuífero puedan creer que esto existió. Pero también, en apenas un vistazo, quienes sí fueron conocedores del paraje y de otros vinculados al Guadiana, pueden darse cuenta de la verdadera catástrofe impulsada por los mismos intereses que siempre han despreciado el conservacionismo y el medio ambiente y que hicieron desaparecer, por completo, el paisaje reconocible del Guadiana y su ribera.
Es increíble no sustraerse a la añoranza, no caer en la tristeza, viendo desaparecer aquel vergel frondoso y de enorme belleza, porque no es que cualquier tiempo pasado fuera mejor, que no es así, pero hemos sido capaces de cargarnos lo mejor de cada tiempo pasado en esta sociedad devoradora que no se detiene a recapacitar, que no para un segundo a reflexionar, que se abona a la "tierra quemada" en su audaz estupidez.
Yo recuerdo, especialmente, y ya escribí sobre ello en el Diario Improbable, aquel otro tramo, el de Zuacorta, "la playa de Daimiel", un lugar que cuando lo conocí, siendo aún niño, me dejó fascinado, atónito y cuyo recuerdo no he podido jamás olvidar. Creo que debo a aquella imagen mi beligerancia contra todo aquello que atenta al medio ambiente y hace que me enerve la actitud administrativa que se muestra condescendiente o colaboradora con quienes encabezan las iniciativas que despatrimonializan los valores naturales que deberían defender a muerte.
Ya digo, la foto es maravillosa, aunque trístemente un requiem por lo que ya no es ni probablemente será. Porque el regreso al paraíso casi queda reducido a un ejercicio sentimental de memoria para intentar borrar la imagen de este Guadiana desfigurado que se cargaron entre unos y otros y que solo puede avergonzarnos.
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