Coto de Doñana
reza por tu salvación
que el hombre se propone
tu destrucción.
Ya sucedió a las Tablas
de Daimiel y del Guadiana
y si ahora te has librado
ya veremos mañana.
Y me volvió ese dolor que produce el término "daimielización" para describir ese proceso por el cual los hombres y mujeres se proponen destruir los espacios de valor ambiental incalculable que les queda a mano y que tuvieron en nuestras Tablas de Daimiel el peor de los ejemplos hasta acuñar ese palabro hiriente pero merecido. Si algo positivo hubiera podido tener esa llamada a la "daimielización" hubiera sido la de ser capaz de advertir y evitar nuevos desastres como aquel pero es evidente que la estupidez y la estulticia humana arrampla ejemplos y persiste en los errores y 44 años después de esa canción estamos en las mismas o incluso en peores circunstancias pues ya no solo es Doñana (especialmente simbólico) sino lo que ha ido sucediendo con decenas de humedales que han sucumbido a la depredación pública. Y si miramos quienes luchan por estos espacios desde décadas parecen ser cuatro locos e idealistas que se oponen al "progreso" (ya saben, a esos que despectivamente llaman "ecolo-jetas", aunque entre ellos haya científicos renombrados, naturalistas, estudiosos y activistas de gran preparación) y la presión internacional que terminan evitando, al menos parcialmente, este suicidio.
Es verdad que ya apenas se oye aquello frecuente en los setenta y ochenta de "si total son cuatro patos" para despreciar las Tablas en la propia población daimieleña pero para algunos sigue ese sentir y por eso nos va como nos va, como si el Parque Nacional fuera un lastre para la economía de Daimiel o de algunos daimieleños, deberíamos decir, en vez de empezar a mostrar el orgullo de una joya que, es verdad, ya no es lo que fue y puede que jamás sea pero que sigue mereciendo un mimo y un esfuerzo de conservación.
44 años y no hemos aprendido casi nada.
Aquel tema de Vainica Doble, que podría encuadrarse en la canción protesta y reivindicativa tan fuerte en los setenta y ochenta, era una llamada de atención que hemos desatendido una vez más. La persistencia de la estupidez. Una canción, ya veis, terriblemente actual cuyo vídeo dejo aquí para quien todavía sienta algo:
Mecano cantaba aquello de Hawai, Bombay son dos paraísos. Los que tenemos más cerca, sin embargo, parecemos ignorarlos o peor, abandonarlos a su suerte. Las Tablas de Daimiel y Doñana son dos de mis mejores paraísos.