sábado, 10 de octubre de 2015

PARA RATO (Página nº 3295)


Tenemos escándalo para rato. Cada día aparecen más y más noticias sobre Rodrigo Rato que dan cuenta de la actuación nada ejemplar de este individuo, todo lo presunto que se quiera, pero que no deja indiferente a nadie salvo a aquellos miembros del que fue su partido que se empeñan en conducirse con la misma estrategia que siguieron en anteriores escándalos y que pasa siempre por negar la mayor, luego hacerse los sorprendidos, más tarde marcar distancias y, cuando todo parece más evidente de lo que se creía, señalar al apestado. Solo que esta vez, dado el papel tan relevante de Rato, han tenido que salir a decir que una cosa es la labor política que realizó y otra su actuación personal cuando ya no ocupaba cargo en el partido, algo que suena demasiado ridículo en boca algunos no queriendo saber que se investigan situaciones concretas incluso cuando ocupaba ese papel relevante en el partido o negándose a admitir que los cargos posteriores a ser ministro de Economía los obtuvo por apoyo político y designación de afinidad.

El Partido Popular no aprende, como en general ninguno cuando tiene escándalos en sus filas. Tiran de lealtad, pero también de maquinaria partidista, como si protegerles fuera una fórmula imprescindible de protección para los propios partidos, sin querer enterarse de que es al contrario, que los ciudadanos perciben rápidamente ese movimiento ultradefensivo que coloca a los partidos como sospechosos de darle cobertura y amparo. Y si todo fuese un bluf podría entenderse pero después de los despueses, cuando el caso progresa, el daño ya está hecho y nadie puede desligar al presunto corrupto del propio partido y su comportamiento alentando esa idea de que le cubren para cubrirse.

Por eso, cuando los miembros del partido comienzan a condenar los hechos, a apelar a que se deje trabajar a la justicia, a separar al "político honesto e intachable" del "empresario chorizo", ya no les cree nadie. Como nadie puede ya creerse el recurso a contarnos que son casos aislados cuando ya son tantos y tantos los que les salpican y nunca se aprecia una actitud beligerante de un partido en el gobierno que ha tenido capacidad legislativa, vía mayoría absoluta, para legislar ferozmente contra la corrupción endureciendo las penas contra este tipo de delitos, facilitando los medios y recursos para las investigaciones y estableciendo un alto listón ético para actuar contra la porquería que les crece entre los dedos. Pero no ha sido así, han puesto más empeño en controlar los nombramientos de los magistrados, acallar a los medios, minimizar el impacto de los casos, marear la perdiz y atrincherarse, lo que termina siempre por dejarles en evidencia.

No, lo de Rato, según se va conociendo, viene de lejos, incluso antes de ser considerado por los suyos "el mejor ministro de economía de la historia", ese intocable ante quien se rendían bancos y cajas tan dados a la generosidad mal entendida. Y ahora que todos se hacen de nuevas, en la enésima impostura del partido ante un escándalo de los propios, esperan que la gente se crea que no sabían nada ni sospechaban. Luego se sorprenderán del descrédito político, claro, pero es solo la lógica consecuencia de sus comportamientos que no merecen otra cosa. Es imposible creerles, incluso aunque algunos puedan creerse que el resto son iguales o peores.

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viernes, 9 de octubre de 2015

YA NO SOMOS DOCENTES, SOMOS EVALUADORES (Página nº 3294)

Una de las consecuencias más perversas de la implantación de la LOMCE, esa nueva ley educativa de la que solo cabe esperar que pronto sea vieja y derogada, es la de haber convertido a los docentes en meros evaluadores, y esto que a ojos no entendidos puede parecer no tan grave a mi modo de ver constituye el aspecto más demoledor y reprobable de la también conocida como Ley Wert porque vacía de sentido la labor docente convirtiendo el proceso evaluador en el centro de la actividad del profesor a partir de un sistema prolijo, absorbente, farragoso, inacabable y, finalmente, ineficiente, y aglutinando un tiempo que se detrae a aspectos de mayor relevancia que la propia evaluación y que tienen que ver con los procesos de enseñanza y aprendizaje, las innovaciones metodológicas, la motivación de nuestros alumnos, etc...

No se trata de relegar la evaluación, eso jamás, pero convertirlo en el fin último y el objetivo fundamental, y hacerlo a través de un procedimiento denso, extenso, redundante y que obliga a subordinar casi todo tiempo y recursos personales para no aportar mucho más a una evaluación objetiva que venía dándose hasta ahora me parece un sinsentido fruto de la aportación de quienes no pisan las aulas.

Hace algún tiempo escuché a un inspector comentar que hace algún tiempo se hizo un trabajo de campo en una zona de la provincia donde los tutores de varios grupos de alumnos hicieron una evaluación de sus respectivos grupos a partir de instrumentos habituales como el conocimiento de los chavales, la observación y análisis de las tareas realizadas, de su trabajo en pizarra, etc... Posteriormente se sometieron a esos mismos alumnos a una batería amplia y muy completa de pruebas objetivas enfocadas a evaluar distintos aspectos de su trabajo y aprendizaje. Comparando ambas evaluaciones, según contaba este inspector, la coincidencia de resultados rozaba el 95%, lo cual indicaba que el proceso evaluador inicial basado en la observación, conocimiento y análisis del profesor tenía tanta efectividad y acierto como los procesos basados en pruebas objetivas y que, por tanto, dicha evaluación era tan válida como procedimientos que buscando la objetividad terminaban conviertiéndose en procesos mucho más largos y extensos que no aportaban un plus especial.

Parece evidente que la LOMCE, en Ed. Primaria y Ed. Secundaria, ha optado por una segunda vía que solo consume recursos pero que no aportará ese plus que lo justificaría, introduciendo cientos de estándares, y para ello no les ha importado a esos "padres" de la nueva ley sacrificar al docente para convertirlo en un mero evaluador, devaluando claramente la labor de maestros y profesores.


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jueves, 8 de octubre de 2015

NO SABER COMUNICAR... Y OTRAS COSAS (Página nº 3293)

El Partido Popular siempre ha alegado que quizá les faltara saber comunicar sus logros, transmitir a la ciudadanía lo que han ido consiguiendo, y siempre lo han planteado como el mayor de los problemas, aunque para mí esa percepción es demasiado optimista pues, entiendo, que hay muchas más cosas que lastran su acción de gobierno allende la comunicación, aunque esto sea un verdadero problema no solo para el PP sino para el resto también.

Pero partiendo de ese diagnóstico del propio partido sin duda puede afirmarse que el peor de todos los comunicadores es, sin duda, su propio líder Mariano Rajoy, un hombre absolutamente negado para transmitir, para hacer llegar mensajes de calado. Carece de carisma, de atractivo, de seducción, de ángel, lo que no impediría que alguien pudiera ser eficaz, competente, buen gestor político, pero desde luego encontraría mucha dificultad en ser contemplado así merced a la torpeza de su discurso, la escasa empatía que transmite y ese porte distante, envarado, esquivo, que suele mostrar públicamente. Una grisura que se impone a todo mérito y que prefiere circular por el galleguismo, la finta y la lejanía.

¿Acaso debe ser un líder carismático? No tiene por qué si eso le convirtiera en un encantador de serpientes, pero en personajes públicos esa capacidad de llegar, de transmitir, de comunicar hace ganar muchos enteros a la hora de querer hacer calar sus ideas y planteamientos.

Por cierto, hoy circulaba este vídeo de Rajoy en el Club de la Comedia que no deja de ser una caricatura paradigmática, a mi parecer:



Sin embargo, como indicaba en el título, hay muchas más cosas que la simple comunicación de los aciertos, y uno de los errores o carencias de mayor peso no es no lograr vender bien lo que se hace bien sino ser incapaces de hacer olvidar lo que no se hace, y aquí cabría señalar la incompetencia real para tomar medidas reales contra la corrupción, mostrar la beligerancia necesaria contra los corruptos propios, cambiar ese concepto de los políticos "profesionalizados" y eternizantes en el panorama político, luchar contra el inenarrable insulto que suponen las puertas giratorias, los premios con cargos a costa del contribuyente,etc, etc..., y que es el pan nuestro de cada día en el mundo de los partidos que ostentan poder pero que es algo que los ciudadanos ya aborrecen, condenan y les termina por alejar de los falsos mensajes que se les dirige sobre regeneración porque no pueden seguirles dando crédito.

En la última encuesta del CIS sorprendía que los nuevos alcaldes, estos que no provenían de los grandes partidos (Carmena, Colau, Ribó), aparecieran con una valoración muy superior (Esperanza Aguirre, Trias, Barberá) cuando prácticamente no habían comenzado a gobernar y no les acreditaba su gestión. ¿Tan difícil es entender que los ciudadanos abominen de los viejos modos, de las viejas caras, de todo lo que representaban alrededor de casos de corrupción y escándalos, y que esas valoraciones vienen dadas porque esta gente, independientemente de lo que luego hagan, no llevan a las espaldas todo ese lastre lamentable?

Ya digo, no se trata solo de saber o no comunicar, es que tampoco son capaces de tomar las medidas reales y eficaces para evitar todo aquello que está destruyendo, con razón, la imagen de los sempiternos políticos agarrados al cargo público o promocionados desde él a puestos en los consejos de administración de los lobbys, porque no logran hacer creer a los ciudadanos que persiguen la corrupción sino que les dan cobijo, porque no logran convencer a los votantes de que quieren acabar con todos esos manejos sino perpetuarse en ellos. Ese es el problema, lo que no hacen ni quieren hacer, y eso siempre les va a quitar más, en el actual estado del país, que las bondades y logros económicos que quieran contarnos sin que llegue realmente al ciudadano de a pie tanto optimismo.


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miércoles, 7 de octubre de 2015

ME ALEGRO POR TI, PECHA (Página nº 3292)

Lo digo sinceramente y quizá llevado porque es una persona con quien solo he hablado una vez pero que me cae bastante bien. Y me alegro, aun sin saber los motivos, porque creo que es una persona exenta de ese perfil político, ajena a ese mundo, carente de colmillo, por más que le adornen otras muchas virtudes. Nunca me ha encajado, y no hablo de capacidades ni de méritos sino de piel política, de atributos y cualidades para desenvolverse en ese ámbito. Si digo que hay demasiada bonhomía, honestidad, integridad, seguro que pareceré demagogo, pero es que me ha chirriado desde el primer momento que aceptó ser concejal y mucho más la aceptación de ese puesto de Director General de Juventud y Deportes tratando de encajar en esa meritocracia rancia que es la política a ese nivel.

Por eso cuando me he enterado de su dimisión, aunque alegando los siempre recurrentes motivos personales, me he alegrado por él. Y eso que lo fácil hubiera sido quedarse a rebufo, aguantar el tirón y dejarse ir. Por eso creo que su decisión ha sido muy valiente porque supone poner fin a su vida política, como primera consecuencia, y luego abandonar un acomodo bien remunerado y, hasta cierto punto, estable en la legislatura, y optar con personalidad por sentirse bien antes de cualquier otra cosa. Si el error fue aceptar la oferta el acierto ha sido revertir la situación pese al desgaste personal que pueda conllevar.

Ahora la vida le llevará por otros itinerarios. Solo puedo desearle suerte, buen criterio y ánimo. Creo que con su decisión saldrá ganando personalmente, o al menos así lo espero. En mi escala, desde luego, ha ganado puntos de estima porque, como dije al principio, creo que ese no era su mundo ni lo iba a ser nunca y de ahí lo acertado de esa decisión, de esa valiente y digna decisión.


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CONFIANZA TRAICIONADA (Página nº 3291)


Después de 26 años de utilizar coches de la marca Renault, pues hasta tres he tenido en ese tiempo, quise cambiar. Lo tenía tan claro que, lejos de hacerme la clásica gira por los distintos concesionarios para sondear precios, ver modelos, conocer opciones alternativas, me fui sin dudarlo a un concesionario de Volkswagen a preguntar directamente por su modelo Passat. Me seducía desde mucho tiempo atrás ser propietario de un coche que entendía fiable, robusto, de gran rendimiento y cada vez mejor equipado. Pero también me llevaba a esa elección la solidez de la marca, su competencia, la confianza que había visto en otros propietarios de este tipo de coches.

Quizá por eso me sorprendió completamente todo este escándalo surgido a partir del trucaje de los motores con la única intención de engañar a los controles incluso a costa de lo primordial, estafar a los propios clientes. Tuve ciertas dudas de si mi coche en particular estaría afectado por el trucaje aunque, a decir verdad, gama, motorización, año de compra, etc... indicaban que, como a otros, a mí también me habían estafado al venderme un coche con especificaciones de emisiones que no se cumplían.

Es verdad que hasta ayer, al meter el número de bastidor, no me confirmaron que, efectivamente, era un estafado por la marca y que mi confianza había sido traicionada, que es algo que difícilmente podemos perdonar jamás cuando has hecho una elección basada, de modo primordial, en esa confianza que, sobre todo, te ofrecía el producto:


Me hace gracia que insistan en que es un vehículo totalmente seguro de un punto de vista técnico y absolutamente seguro para la circulación porque, de no serlo, sí que hubiéramos estado ante una situación de una gravedad que no acierto a imaginar, pero lo que me molesta es que se limiten a pedirte unos datos de contacto y aplacen cualquier respuesta a lo que van a hacer con nuestros vehículos, en qué condiciones se realizará o cómo va a afectar al producto que uno contrató en su momento en cuanto a prestaciones de motor, consumo, etc...

Lo peor, para mí, es que de nuevo los sistemas de control público han fallado, aplicado de nuevo a dejación, falta de medios y de voluntad real. Se habla de multas millonarias pero nada llegará a los afectados, nadie va a compensar la confianza traicionada, la devastadora sensación de que todo engaño es posible porque quienes están dispuestos a engañarnos tienen más capacidad de hacerlo que la que despliegan los órganos dedicados a evitarlo.

Aunque el sentido común me hizo escapar de cualquier invitación a contratar preferentes de Bankia o comprar sus acciones, a pesar de variados ofrecimientos, entendí entonces que la confianza en la entidad y en aquellos trabajadores que tantas veces te habían guiado sabiamente en la maraña de productos habían podido influir decisivamente en que muchos clientes cayeran en aquella trampa inmunda y que lo que más dolió a muchos de los afectados fue esa traición que sintieron. Lo de Volkswagen quizá sea de una repercusión mucho menor pero apostar por la solidez y crédito de una marca para ver traicionada esa confianza es un palo moral que no debe olvidarse ni perdonarse, y dicha traición no hubiera sido posible sin la perversión de la empresa pero tampoco sin la incuestionable colaboración administrativa cuando no realiza su labor supervisora e inspectora, como ha demostrado en tantas ocasiones y sin saber si es por incompetencia o por otros oscuros intereses que jamás confesarán.

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martes, 6 de octubre de 2015

LARGO ME LO FIAIS (Página nº 3290)

Después de muchos años parece verse el final del túnel...¿o no? Porque cuando Galo volvió a preguntar por el Consejo Audiovisual Municipal que quedó emplazado a crearse hace ya dos legislaturas a través de una moción votada por unanimidad la respuesta del portavoz popular fue, no sé como definirla, rotunda pero postergando la definición, constitución y funcionamiento a que se produzca durante esta legislatura, lo que abre el abanico a uno, dos, tres y hasta casi cuatro años, siempre con la misma excusa de reunirse, aportar, proponer que ha lastrado su cumplimiento durante lustro y medio.

A estas alturas ya no sabe uno si hay un compromiso real, que debiera ser fruto de la convicción, o un deseo de demora por una patata caliente que se votó favorablemente pero que nunca ha convencido, y así la frontera de 2019 hasta suena a cachondeo si la ralentización municipal se aplicara a todo con semejante falta de entusiasmo y compromiso que se demuestra con este Consejo Audiovisual Municipal que yo creo imprescindible aunque no sea panacea del buen uso de los medios, su apertura a la pluralidad y su conversión en el medio independiente que nunca ha sido o al menos nunca ha parecido.

Hoy leo, tras conocerlo por facebook, un post del blog "Diario de una periodista de mierda", un recorrido por los veinte años de Radio Daimiel como emisora municipal, realizado a través de la visión de todos los que fueron sus directores en este tiempo. Entiendo el valor de un medio así, el esfuerzo y trabajo de quienes lo hicieron posible, pero también una tendencia a la falta de autocrítica, un valor realmente imprescindible para hacer un medio mejor, una radio que enganche a todos. No voy a dar lecciones de lo que ignoro pero sí que en esa historia de veinte años hay grises también nunca suficientemente explicados y episodios que quizá un Consejo Audiovisual Municipal hubiera evitado. Sin embargo, aquí seguimos, siempre asegurando los políticos la independencia del medio y posponiendo la creación de ese Consejo un año, otro, otro más, quizá conscientes de que prefieren tener el control y no dejar verdadera autonomía a un medio que siendo municipal es de todos y ha de ser para todos, y ya no digo nada de lo que concierne a la revista municipal y el uso evidentemente proselitista que siempre ha tenido.

Acorten plazos, 2016 puede ser un año perfecto para poner en marcha este Consejo. No le teman a la independencia que no nos hará peores.

Enlace:



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lunes, 5 de octubre de 2015

PREGUNTAR PARA RESPONDER POCO O MENOS (Página nº 3289)

No sé qué sucede pero parece progresivo e irreversible, y preocupante. A cada Pleno Municipal que pasa las respuestas de los concejales del Equipo de Gobierno se vuelven más breve, escuetas y poco explicativas, como si hubiera una postura determinada para salir del paso con la mayor economía de palabras posibles. Y a este paso terminarán por contestar con un "sí", "no" o "puede" a las preguntas que les formulan desde los grupos municipales de la oposición. Ni una respuesta de más de 15 o veinte segundos, y en la mayoría de las ocasiones sin entrar al fondo de las preguntas formuladas, en un punto del Orden del Día que han decidido reducir a la nadería.

Y eso que, al lado contrario, si a Galo no le insistieran en que se limite a preguntar casi impidiendo que introduzca argumentación, la cosa daría para largo visto la propensión a eternizarse. Lo que pasa es que entre la profunda irritación indisimulada que le provoca a Leopoldo y la obsesión cronometradora del primer edil ya no va a quedar otra opción que las preguntas telegráficas para que el alcalde pueda cenar temprano en casa. Por cierto, que no deja de ser penoso que las preguntas duren más que las respuestas.

¿Y cual es la cuestión? Para mí una en particular, que es la que más me preocupa. El Pleno es un acto público, retransmitido por radio y televisión, y entiendo que los que seguimos este acto merecemos un poco más de respeto de nuestros gobernantes, porque no es que contesten a la oposición, es que deben explicar, ante los ciudadanos interesados en los asuntos locales, los asuntos que surgen en las preguntas de los ediles, pero que a veces trasladan las propias inquietudes de algunos daimieleños, de manera que dichas explicaciones y argumentaciones ofrezcan una información suficiente, adecuada y didáctica sobre lo que se les inquiere, y esa forma cortante, brevísima, parca, podrá ser un bofetón político a los ediles que preguntan pero es, sobre todo, un desprecio a quienes vemos y escuchamos los plenos municipales desde casa y queremos que se nos cuenten las cosas.

No es que reivindique aquellos plenos sempiternos que superaban las doce de la noche cuando gobernaba José Díaz del Campo pero tampoco convertirlos ahora en un mero e incómodo trámite a la fuga, teniendo en cuenta la importancia que se supone a dichos plenos, porque hemos pasado del pregúntame lo que quieras que yo te responderé lo que me dé la gana a una carrera por contestar sin hacerlo, tal es la parquedad empleada, cada vez mayor, que nos ningunea e, insisto, nos desprecia. Se supone que se pregunta para saber pero uno termina no sabiendo casi nada.

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HACIA UNA REGIÓN LIBRE DE FRACKING (Página nº 3288)

El Gobierno de Castilla-La Mancha está intentando regular el fracking en la región del modo práctico que suponga desactivar cualquier opción de implantarlo. El método es establecer requisitos estrictos para que las empresas terminen por desestimar el negocio y no encuentren ese habitual puente de plata que en muchos otros lugares del mundo parecen encontrar para desarrollar sus economías de tierra quemada al uso.

El mecanismo es muy sencillo, se trata de poner unas condiciones que obliguen a las empresas de tal modo que, sin prohibirlo, reduzcan la rentabilidad al extremo de disuadir de esa práctica. ¿Y como? Pues utilizando el margen de maniobra que da la competencia autonómica para exigir estudios pormenorizados del emplazamiento con su afección a la calidad de las aguas subterraneas y superficiales, el aire, la sismicidad, los pozos de extracción existentes, etc... y todo, además, visado por un experto externo e independiente. Pero además de otros aspectos el más importante, el que creo yo decisivo, es la exigencia de garantías financieras para hacer frente al tratamiento de las balsas residuales y a los posibles daños sobre el Medio Ambiente y que terminará por echar atrás a la mayoría de estas empresas que buscan resultados rápidos, rentabilidades altas, imposibles cuando debes responder, como no se ha hecho hasta ahora, de las consecuencias de una técnica que ya se ha demostrado desastrosa allá donde se lleva años trabajando con ella.

Ya saben que estoy contra el fracking, así me he posicionado siempre, y en este caso creo que el borrador que anda elaborando la Junta es una gran noticia y un espaldarazo a quienes estamos contra esa técnica de extracción que creemos devastadora y prescindible. Frente a esa política regional anterior que arropaba estos intereses al menos en este aspecto es reseñable el posicionamiento claro del nuevo gobierno y si eso consigue dejar el fracking fuera de nuestra región será un gran logro que yo, al menos, aplaudo desde aquí.



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