¡Qué paradoja!, !el depósito de agua en superficie más grande que ha tenido Daimiel es ahora un secadero! ¿No es curioso?
El devenir de los tiempos, los usos agrícolas, los intereses comerciales, el crecimiento urbano, terminaron por condenar a Los Pozos, ese grandioso depósito de agua que irrigaba ese cinturón de huertas alrededor de nuestra localidad. Hoy apenas queda nada, fuera de la instalación original modificada para su uso posterior y apenas quedan vestigios de aquella acequia que alimentaba de agua a ese verde vergel que crecía casi acordonando el espacio urbano y que alimentaba a los daimieleños con sus excelentes hortalizas.
Muy cerca, sí, aún queda algún pequeño tramo de acequia, lodado por tierra y piedras, y que aparece en esta foto:
Antaño corría por ella agua a raudales, agua bien fresca, buscando la tierra fértil, feraz, que en rigurosos turnos aprovechaban los hortelanos para casi inundar los terrenos y dar su generoso fruto. Pero también, como ya he contado otras veces, aquél caudal corriendo por las acequias servían a los niños como yo o mis vecinos de improvisadas piscinas que hacían las delicias en los veranos sofocantes de esta tierra, o servían para dilucidar el ganador de carreras de barquitos desde la Huerta de la Pilar a la Huerta de Evaristo mientras corríamos junto a ellos para contemplar los avatares de esa regata.
Dejo aquí tres fotos publicadas en el grupo "Daimiel en el Recuerdo" aunque espero incrementarlas con algunas aportaciones inéditas del álbum familiar ya que mi abuelo estuvo muy vinculado a Los Pozos, encargándose del sistema eléctrico de la instalación, y mi padre pasó algunos años de chaval allí y fue quien, aún funcionando como depósito de agua para el riego, me enseño con detalle sus instalaciones:
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