(Foto de Cencerrado en "Daimiel en el Recuerdo" del teatro Ayala antes de la remodelación)
Mientras la web municipal daimiel.es sacaba pecho porque las entradas para la obra de teatro se habían agotado en dos horas algunos daimieleños tenían un cabreo monumental después de estar a pie de taquilla tiempo antes de que ésta se abriera, al punto de que alguno se fue directamente a quejarse a la propia concejala.
¿La cuestión? Que cuando se comenzó la venta ya había un montón de localidades, las fetén, "secuestradas", asignadas porque sí a las entradas de favor, esas que pagamos todos pero disfrutan solo los mismos o sus amigos o familiares, y que en muchos casos ni asistirían si no les cayeran gratis. Y no crean que son pocas pues considerando el aforo del Ayala esa gracia se come una cuarta parte de las localidades siendo rácanos.
Y eso que lo ocurrido no es nada nuevo sino recurrente cada vez que el espectáculo programado tiene tirón popular. Y la gente "pagana", esa que tira de cartera para pagar sus localidades haciendo cola porque se huele la tostada, termina enfadándose, aunque de forma estéril, ya que nada va a cambiar.
Pero, además, esta vez no vale el asunto de la venta anticipada por internet porque no ha existido y por eso algunos de los primeros de la cola se quedaban ojipláticos viendo que recién abierta la taquilla les mostraban una disponibilidad de butacas bastante reducida.
¿Hasta cuando?
El que quiera ir al teatro que se pague su entrada, un esfuerzo por lo que te gusta, y el que no paseito a la feria, que es gratis.
(Foto de Cencerrado en "Daimiel en el Recuerdo" del teatro Ayala antes de la remodelación)