Los grandes partidos no reaccionan o lo hacen mal, y con cada decisión nos arrojan un poco más en brazos de Podemos. En vez de introducir verdaderos cambios se han conformado con tratar de apartarlos de los medios, posibilitar entrevistas agresivas donde suelen ser dulces para el resto, agitar pequeños escándalos de errejones y monederos que solo contrastan enormemente con los propios, demonizarlos como la bicha rupestre que nos hundirán en la mayor de las miserias. Y el resultado es que enfrentándolos a un sistema que cada vez más gente critica los refuerzan en votos y apoyo popular.
No han aprendido nada. Los grandes partidos siguen creyendo que son la única solución y, ciegos, redundan en los mismos errores. Han legislado mínimamente para la transparencia, siguen acaparando las administraciones con sus asesores y enchufes, marcan distancia con la ciudadanía, se obcecan en colocar a los suyos para tener la justicia de su mano, impiden la independencia de los órganos de control y por tanto su acción justa, se niegan a modificar la ley electoral para ofrecer listas abiertas y conseguir que los políticos de verdad se deban a su electorado y no a la maquinaria de los partidos, amparan al poder económico pero orillan los problemas reales de las personas, se niegan a legislar para que la participación ciudadana tenga pero en muchas decisiones, amparan la corrupción cuando sus leyes parecen cogérsela con papel de fumar en lo tocante a los delitos más usuales entre los políticos, controlan los medios de comunicación privados con contraprestaciones legislativas y subvenciones discrecionales o manipulan directamente los públicos a su favor.
No se dan cuenta de que la gente lee, piensa, observa, escucha y sobre todo se harta. Con cambios jamás hubiera existido Podemos, que no ha sido otra cosa sino quien ha sabido amalgamar el descontento pero que hasta hace nada ni preocupaba a los grandes partidos que se repartían el cotarro. Y cuando han asomado las orejillas han seguido siendo tan insensatos de no cambiar nada, de pertrecharse en que ellos son la solución, la única posibilidad de este país, y hacer creer que los movimientos sociales eran cosa de pelanas, antisistemas y gentes sin escrúpulos.
A cada metedura de pata el voto de Podemos crece, sin saber qué es lo que representa de verdad. Hoy mismo Simple Lógica, partner del Instituto Gallup, publicaba una gráfica de intención de voto muy favorable a Podemos donde el PP pierde 20 puntos y el PSOE 10 puntos, sin que nadie con una mínima lógica vea en el crecimiento de Podemos otra cosa que un rechazo a lo que hay para poder explicar que en menos de un año se pueda pasar de la nada a poder ganar unas elecciones:
Quedan meses pero los grandes partidos, que seguirán sin aprender nada, esperarán a que todo sea un mal sueño sin hacer nada y cuando no sea así podemos encontrarnos con un Podemos ganador. Y a mí un Podemos ganador no me preocuparía tanto pero un Podemos con opción de mayoría absoluta me hace preocuparme enormemente, la verdad, y todo porque estos dos grandes partidos inútiles han decidido, con sus políticas, arrojarnos a los brazos de algo que no se sabe qué coño es pero que a muchos ciudadanos comienza a parecerles algo mejor de lo que hay ahora.
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