Ha llegado el momento de decir adiós, de cerrar este Daimiel Diario y de acabar con Tótem. Han sido muchos años, cerca de una década, realizando blogs con temática principalmente local pero, sobre todo, ejerciendo una responsabilidad crítica, a veces creo que necesaria, porque tendemos al desacuerdo pero también al silencio, y ante eso, como dice una de las últimas canciones de Loquillo, "yo, como Unamuno, contra esto y aquello", prefiero decir lo que pienso.
No hay un motivo necesario para cerrarlo, la verdad, es simplemente que debo parar, dejarlo ir y abordar otros proyectos más personales y de menor exposición pública. Volver en parte al silencio, descansar y no alargar la hebra innecesariamente. Y dejarlo así, en su mejor momento, con más visitas que nunca y sin que empiece a ser una carga para mí.
No será fácil, ya he dicho que pienso en blog, que forma parte de cada uno de mis días desde enero de 2007 y que será costoso no enfrentarse a la página en blanco y contar lo que pienso y lo que siento, pero creo imprescindible dar este paso que ya tenía fecha hace tiempo, una vez logrado alcanzar esa barrera de los dos millones de visitas. Porque este veinte de septiembre era la fecha, un día en el que se cumplen 36 años de la mejor y más importante decisión de mi vida, y desde entonces juntos, y 25 años desde que me vine a vivir a la que es mi vivienda, ¿Por qué no para despedir este blog que tanto me ha ayudado a expresarme, a poner en orden mis ideas y a poder exponerlas con cierto orden y claridad?
No sé si alguna vez retomaré otro proyecto bloguero personal porque uno nunca sabe, en realidad, que le deparará el futuro y que decisiones tomará. Ahora, como mucho, estaré durante algunos días administrando los últimos comentarios que puedan producirse. Sí que seguiré teniendo alguna actividad en facebook pero eso ya es otra cuestión.
Quiero agradecer a todos sus visitas, sus lecturas, sus aportaciones, sus correcciones. A todos, porque en el adiós tampoco quiero hacer distingos ni menciones expresas. Ha sido un placer. Hasta siempre.
Y como cierre, porque siempre me pareció simpático ese modo de despedida, este reconocible vídeo:
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