Como reconocerán el título forma parte de la canción de Julio Iglesias "La vida sigue igual", y siempre me viene a la cabeza en momentos como estos, cuando finaliza la legislatura y las novedades de aquellas listas ya comienzan a ser pasado. Son muchos los que pasan por la política local y la memoria los va colocando, de forma justa o no, en un lugar más o menos notorio o, en muchas ocasiones, bastante cerca del olvido más absoluto.
Sin embargo las circunstancias suelen variar e incluso la relevancia que se otorga uno mismo puede conllevar que la salida del plano político no siempre sea igual.
En esta ocasión son muchos los concejales que abandonarán. En algunos casos estaba cantado porque no ha sido sencillo aguantar estos cuatro años cuando sabes que te han orillado, que incluso te han pedido que te largaras desde tus mismas filas. O cuando después de años de estar allí te asignan una concejalía sin apenas contenido y ya solo vale la discreción y el dejarse ir en vista de que no cuentas. Tampoco cuando las circunstancias personales no han ayudado a realizar la tarea como se hubiese deseado y de más se ha hecho estando ahí. Sin embargo algunos concejales pensaban seguir, daban por seguro que repetirían, creyendo que tenían peso por las concejalías que ostentaban, y han encajado bastante mal sus descartes, aunque en todos los casos hay una sensación ciudadana de que era lo mejor. Poco menos que lo han tomado como una ofensa personal, un desprecio a su trabajo y sus años de sacrificio, incluidos los duros de oposición.
En el PSOE también parecía cantado que ir ligados a una apuesta personal de Cristina les conducía al adiós en el mismo momento que aquella anunciara que no iba a continuar. No eran personas vinculadas de lejos al partido y por lo tanto su adiós, en general, era esperable.
En IU, sin embargo, era lo contrario, son dos concejales cuyas trayectorias van estrechamente vinculadas desde muchos años a la dirección local y solo los votos determinarán que estén o no.
Las obras de todos ellos, por tanto, quedarán ahí para balance de sus gestiones gobernando o en la oposición y el tiempo dirá por lo que serán recordados. Llegan caras nuevas, ilusiones, gente por descubrir. Con esa expectación que crea lo nuevo, donde todos son potencialmente útiles y valiosos, aunque con el tiempo irán demostrando su particular valía ante los ciudadanos para dejar huella o quedar irremisiblemente arrastrados al olvido del tiempo.
No importa, siempre habrá más que los sustituyan, porque la vida sigue...igual o casi, y la política local devora caras y nombres a ritmo cuatrienal para intentar ganar las voluntades ciudadanas y hacer que sus vidas, la de todos, en lo posible sea cada vez mejor.
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