Para los que necesitamos creer en una democracia madura, justa, equitativa, convincente en definita, y que mantenemos serias dudas sobre el actual sistema entregado a la partitocracia y con demasiados lamparones para no despertar la indignación, decisiones como estas nos resultan incomprensibles, ramalazos propios de república bananera donde, de nuevo, los procesados de cuello blanco salen casi indemnes de sus graves delitos para seguir viviendo en sus augustas mansiones del barrio alto, recordando a Victor Jara, y sin que haya nada en el sentido común que acierte a comprender estas decisiones.
Si la democracia, a través de sus poderes, comienza por hacer excepciones siempre favorables a esas élites, si se doblega al estatus social, si discrimina mirando la etiqueta de origen de los procesados, si permite que los iguales lo sean desigualmente, entonces, como sistema, será una mierda, un fraude, un panfleto sin valor, y parece haber un empeño persistente en convertir la española en un fangal penoso y sumirla en un desprestigio inaceptable. La Constitución, también la española, no se legitima si no es cumpliéndose estrictamente, y hoy, como en otras muchas ocasiones, le han hecho los jueces un escaso favor dando un trato de favor a unos delincuentes de cuello blanco que merecían, mucho más que otros que ya están por delitos bastante menos graves, pasar una temporada entre rejas.
Ya digo, si no somos capaces de desembarazarnos de estos ramalazos de república bananera... ¡mal pinta la cuestión!
Y ya que cité a Victor Jara dejo aquí su "Casitas del Barrio Alto":