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martes, 3 de mayo de 2016

LA MOCIÓN DE LA VENTA DE BORONDO, SEGUNDA PARTE (Página nº 3612)

La Venta de Borondo contra los molinos:

(IMAGEN DE LUMINA ACTIONE tomada de facebook)
 
Este es el verdadero problema. La Venta de Borondo ha de luchar contra sus particulares molinos: el primero de ellos los propietarios, el segundo la Junta y el tercero la propia ley que debería protegerla y que terminará por  derruirla.
 
Primer molino:
 
Tenemos unos propietarios que, de pronto, tienen como propiedad un edificio declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. Se encuentran porque no lo han buscado y porque en España, no sé en otros sitios, supone que te caiga una enorme losa que es verte obligado a mantener algo que posiblemente supere tus recursos, te meta en un problema legal y te enseñe que quien lo ha declarado no quiere saber nada de nada. Lo sé bien porque mi suegro fue propietario de la fachada de la Casa de los Cantos Gordos en la parte que se conservaba al ser declarada bien de interés local y al final la única solución que le quedó fue la venta. Incluso recuerdo que una vez fallecido a mis cuñadas la concejal de turno en aquel momento les vino a indicar que aquello era su problema. Pero no exculpo a los propietarios, ¡ojo!, una acción preventiva hace años hubiera evitado esta casi inminente catástrofe.
 
Segundo molino:
 
La administración regional, que ni come ni deja. No se puede esperar a que se derrumbe un bien cultural regional cuyo expediente has impulsado, tramitado y aprobado mirando hacia otro sitio, colándoles el marrón a unos propietarios que no hacen por las razones que sean y no actuar de ninguna manera frente al deterioro y pérdida de un monumento valioso. La ley está de su parte para actuar en los casos que se establece y los hay como para que no estuviéramos hablando hoy de la grave situación de la Venta de Borondo. Si el incumplimiento de los propietarios al menos permite que la administración regional puede actuar el incumplimiento de la administración regional deja a la Venta a los pies de los caballos, t0talmente indefensa.
 
Tercer molino:
 
La ley, que otorga protección pero, como relataron perféctamente el concejal de IU y el del PP no da instrumentos reales para garantizar dicha protección. Es decir, le otorga una condición pero se despreocupa de crear las condiciones para proteger ese bien dejándolo al albur de los intereses, recursos, intenciones de sus dueños y permitiendo, de paso, que todos incumplan la ley. Si han leído la entrada anterior antes de la sexta opción, que es dejar que el edificio se consuma en la ruina, hay cinco opciones previas para evitarlo. Pues bien, la única que no debería producirse es la única que está en marcha y de las otras cinco no se ha dado paso alguno incumpliendo la propia normativa. Un escándalo, una auténtica vergüenza. La ley, su incumplimiento, termina por condenar lo que dice que debe proteger.
 
Hay otros molinos:
 
Pero no quiero extenderme. Las condiciones meteorológicas, el paso del tiempo, los ladrones de patrimonio, etc...
 
¿Y los quijotes?
 
Deberíamos ser los ciudadanos encabezados por la administración local los que intentáramos derrotar las consecuencias de esos molinos y salvar la Venta. ¿Acaso sueño? ¡¡Ójala que no!

lunes, 2 de mayo de 2016

COMO POCO...¡TARDÍA! (Página nº 3610)


(Imagen de Lumina Actione, cogida de Facebook y autorizado su uso)

Me llama la atención que en el Pleno Municipal de Mayo sea el partido que gobierna quien presente dos mociones. No porque no pueda hacerlo, que está en todo su derecho, sino por la rareza de que quienes están al mando lo hagan, algo que raramente ha sucedido en las últimas legislaturas daimieleñas pero que, es verdad, ya se ha dado en el año que llevamos de ésta alguna que otra vez.
 
Pero si eso me llama la atención aún me llama más el contenido de una de las mociones presentadas, cuando menos por tardía y porque sigue a un silencio devastador que, a mi juicio, como grupo municipal gobernante no debería haberse producido y que ya he comentado en otras entradas de este blog. Y al silencio devastador durante años de los anteriores regidores daimieleños, también expresado en el blog y en Diario Improbable.
 
La moción pide que se incluya la restauración de la Venta de Borondo dentro de la programación de actividades para celebrar el IV Centenario de la Muerte de Miguel de Cervantes. Una moción bienintencionada o quizá tramposilla, oportunista, pero sobre todo tardía, porque ellos mismos saben que un proyecto así no se improvisa ni se mete en una programación de un año que ha debido ser previamente planificada y presupuestada, salvo que la improvisación y la chapuza sean señas de identidad de la Junta o el Estado. Y, ¡ojo!, que seguiría siendo bienintencionada o tramposilla, oportunista, pero seguro tardía, la hubiera formulado para este Pleno Municipal de Mayo el PSOE, IU-Ganemos o conjuntamente los tres grupos municipales.
 
Ahora me dirán que si pienso que la moción está mal y diré que en este momento, 2 de mayo de 2016, llega tarde por mucho que cualquier moción en el sentido de recuperar y salvar la Venta de Borondo sea plausible y merezca el apoyo unánime, pero seamos serios, a estas alturas ¿que va a lograr? No deja de ser como escupir al sol, desgraciadamente.
 
Cuando se declaró Bien de Interés Cultural el alcalde del momento fue entrevistado por los medios y expresó su alegría, su contento por la noticia. Está muy bien, pero pasado el subidón llegó la nada y desde el ayuntamiento, desde entonces, no ha habido una actitud beligerante contra la situación de la Venta de Borondo por su situación. Ya sé que los alcaldes daimieleños carecen de competencia directa en el asunto pero también sé que tienen capacidad de aparecer en los medios, denunciar la situación de abandono, exhortar a las autoridades competentes a que actúen, movilizar al personal `para salvar el patrimonio local y, la más fácil, hacer mociones en los plenos para poner en el foco de atención lo que pasaba con la Venta de Borondo. Pero una, dos, tres legislaturas fueron la nada, y eso que Hispania Nostra no es el primer año que pone a la Venta de Borondo en su lista roja anual de patrimonio en extremo peligro.
 
Por eso, lo que no se ha hecho en una década se pretende hacer ahora a lomos del IV Centenario, cuando éste ya se ha iniciado y difícilmente, por no decir imposible, podrá incluirse una dotación tan importante como necesita la Venta de Borondo en un evento que se ha planificado con bastante anterioridad. Un canto al sol, una moción de tardía inútil, por más que nos pese porque si algo quisiéramos muchos daimieleños es que sirviera de algo.
 
Insisto, no culpo al Ayuntamiento de la situación de la Venta de Borondo. Como sé que algunos no llegarán a esta línea del texto ya dirán que digo lo que no digo. La responsabilidad es claramente de propietarios y Junta de Comunidades. Lo que digo es que desde el Ayuntamiento de Daimiel se podía haber hecho más, mucho más, en esta década, pera luchar contra el inmovilismo y la desidia administrativa de propietarios y Junta y se ha hecho muy, muy, muy poco, casi nada, salvo este aparente arreón de ahora que vuelvo a decir llega tarde.
 
Veremos el contenido de la moción y la posición de los grupos municipales pero suena a estéril. Siento decirlo, pero lo creo así.


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martes, 20 de noviembre de 2012

"BOICOT A LOS PRODUCTOS CATALANES" (Página nº 1442)

Hoy me han mandado uno de esos correos electrónicos que recomiendan boicotear los productos catalanes y que tienen su correspondencia con otros del tipo "boicot a los productos españoles". En general consisten en listados con productos de empresas con domicilio social en Catalunya y, a su lado, otras listas de marcas alternativas cuyo único motivo es el de no haber sido fabricado en aquella comunidad autónoma, y se encabeza con un llamamiento a consumir estos y desdeñar aquellos. Y la verdad es que dichos e-mails no me agradan demasiado ni hago excesivo caso de ellos.

A mí esto de los nacionalismos, del tipo que sean, de los patrioterismos ombligueros, en cualquiera de sus ámbitos local, regional o nacional, me parecen lastimosos porque casi siempre se utilizan para denigrar al resto tirando de una supuesta superioridad bastante vacua y discutible. Es más, lo he escrito otras veces, me parece de un catetismo acojonante, de un poco viajado y un cortomirismo que resultaría patético si no fuera porque es movido por gente no tan cateta pero cargada de intereses espúreos y que no dudan en estimular las vísceras palurdas para sacarles partido. Sea nacionalismo español, regional, localista, termina por reflejar esa falta de racionalidad para dejar hueco a las soberbias, las intolerancias, los desprecios, y que siempre suele ser frecuentada por gente dócil a la zanahoria del reclamo nacional-gilipollesco y fácil de exacerbar con las consignas propias del saber manipulador.

Esto me recuerda el inicio de una canción de Siniestro Total que dice "nosotros somos seres racionales... de los que toman raciones en los bares...", porque lo cierto es que el armazón proselitista es bastante estúpido y sólo caen los que están dispuestos a tragarse cualquiera de las chorradas con las que avalan su mercancía estos políticos de baja estofa. Que unos tiren de España, como un ente irrefutable y glorioso, u otros lo hagan envolviéndose en otras banderas, en parecidos o iguales términos desorbitados, agitados, eso sí, por la chusma política que sólo busca rentabilizar para sí mismos tal agitación, sólo me produce pena.

No me gusta que se diga que les robamos, que somos parásitos, que sus problemas son exclusivamente por nosotros. No me gusta porque no es cierto y aquí la gente, desde siglos, ha trabajado muy duro y en peores condiciones que en otros lugares. Pero tampoco me gusta que se ataque el trabajo de la gente de allí, también duro desde siglos, sólo porque sus necios mandatarios juegan al independentismo y preferimos creer que ya todos son iguales.

Repito, el nacionalismo me resulta tan cateto, tan apabullantemente corto de miras, tan cenutrio, que sólo me provoca lástima y, eso sí, cierto miedo al pensar cuanto ignaro sucumbe a esta visceralidad y en cuyo nombre serían capaces de hacer cualquier barbaridad que siempre lamentaríamos. 

Debiéramos preocuparnos mucho más por las personas que por las fronteras porque las primeras son reales y las segundas no dejan de ser un formalismo eventual al que concedemos una importancia que, a mi juicio, no tiene, y que sólo busca segregar, enfrentar, herir, cas siempre desde el engaño y la mentira.

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domingo, 18 de septiembre de 2011

LO MÍO ES LO MEJOR (Página nº 262)

Tengo la teoría de que los localismos, como los nacionalismos, o el patriotismo furibundo, todo eso que parte de la hipótesis de que lo mío es lo mejor, es producto, a partes, de la inseguridad, la ignorancia y la envidia.

La inseguridad nos dota de una forma de defensa muy eficaz, volvernos hacia lo propio y sublimarlo como lo mejor. Eso tapa, de golpe, las principales vías de pérdida de confianza y aunque en el fondo sepamos que no es verdad exacerbar el orgullo por lo inmediato, lo conocido, lo nuestro hace que nos reconforte hasta tal punto que ya estamos para desdeñar lo de los demás. Y en ese juego entra, siempre, la búsqueda incesante de elementos singulares, la justificación de su excepcionalidad, para dar más peso a la convicción de que lo nuestro no tiene comparación con el resto.

La ignorancia es otro elemento importante para dar valor a lo propio. Si desconocemos lo de los demás es más sencillo sublimar lo nuestro, lo inmediato, dandole un carácter excepcional que seguramente no merecería en buena parte de las comparaciones. Quienes conocen bien otras realidades terminan relativizando el valor de lo propio y otorgándole, eso sí, un valor sentimental necesario pero nunca excluyente.

La envidia es el tercer punto de apoyo, a mi juicio, y esta vez como reactivo. Cuando somos capaces de apreciar la grandeza de otros diferentes, y hablo de aspectos culturales que son el alimento de los localismos, los nacionalismos y los patriotismos mal entendidos, suele aparecer antes la envidia que la aceptación. La envidia no sería mala si llevara a la competencia y la superación, si actuase como un estímulo de mejora, pero suele ocurrir lo contrario, como desistimos en esa tarea de superarnos caemos en el desdén de lo ajeno y nos refugiamos nuevamente en lo nuestro, territorio seguro tras el pescozón a la autoestima.

Por eso yo huyo de esos alardes, de ese exhibicionismo tontaco, de ese patrioterismo gañan. No considero que Daimiel, o Castilla-La Mancha o España sean la repera. Me conformo con pensar que estoy a gusto aquí, siendo todo muy mejorable, y que el mundo es demasiado amplio como para poner fronteras mentales tan estrechas.

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