Pues sí, tenemos nuevo panfleto. Y lo llamo así, antes de nada, porque una de las acepciones de panfleto es "folleto de propaganda política", que es de lo que trata lo buzoneado ayer por Daimiel y que nadie firma. En él, a tres páginas, la galería de fotos de la herencia socialista en sus veinte años de gobierno local. La última, por supuesto, y ya sin fotos, todo lo malo atribuible al gobierno local popular de los dos últimos años.
Pero también podíamos acogernos a esa otra acepción de "exposición de ideas, sucesos o críticas, en alguna publicación escrita, desde un punto de vista totalmente parcial" que recoge el Diccionario Anaya de la Lengua, porque está claro que este ejemplar de "El Socialista" (Daimiel 2013) es básicamente eso, pintarnos a unos como buenos buenísimos y a otros como malos de solemnidad, y la realidad nunca es tan simple ni sesgada.
Está bien que nos cuenten todo lo que han hecho en veinte años, pero no solamente lo bueno. Queda estupendo esa colección de cromos indiscutible pero, claro, estaría bien hacer balance de costes, reconocer que la herencia no estaba libre de cargas, que la situación en que se afrontaron no era la misma que hoy, que hay luces y sombras y estas últimas no quieren asumirse ni reconocerse ni aparecen en este opúsculo.
Y está bien que se critique al gobierno local actual pero, de nuevo, cayendo en lo sesgado de cargar todas las tintas en la crítica, atribuyéndoles cosas que tienen más recorrido que los dos últimos años y que no escapan a una responsabilidad de los gobiernos socialistas.
Pero este panfleto, además, juega con la trampa de comparar 20 años con 2, situaciones económicas muy distintas, para advertirnos de lo maravilloso que hemos perdido con su gestión y lo terrible en lo que nos adentramos con la gestión actual, y para tragarse eso hay que ser muy ingenuo o muy necio, subestimar a los daimieleños y no creer que estos son capaces de darse cuenta de lo bueno y malo que cada gobierno local ha hecho sin que les vendan la moto de los superguays y los megamalvados.
Los panfletos tienen esto, son simples, torpes, parciales, prescindibles, los saque quien los saque, igual en el ámbito local, regional o nacional. Una pérdida de dinero y papel que casi nadie se tomará en serio.
Dejo portada y contraportada, que pueden verse a mayor tamaño pinchando sobre las imágenes: