Desde que comencé en esto de escribir un blog con temática local, preferentemente, tuve claro que no era el objetivo dedicarse a exaltar lo daimieleño porque los medios existentes, entonces, casi todos municipales, ya ejercían esta función. Uno escuchaba la radio municipal, leía la web local, recibía en casa el Daimial Noticias, en el ámbito público, o veía la televisión local o revistas como El Olivo, en el ámbito privado, y lo cierto es que la crítica a los problemas de Daimiel y los daimieleños era practicamente cero (en la revista Daimiel Noticias se reducía a las dos páginas dedicadas a los partidos de oposición donde todo era malo).
Yo, que me tengo por ciudadano crítico y no indiferente comencé a tocar asuntos locales que, a mi parecer o recogiendo el sentir de personas a las que escuchaba, no casaban con ese mundo de las maravillas que querían pintarnos primero desde el Equipo de Gobierno de José Díaz del Campo (PSOE) y más tarde desde el de Leopoldo Sierra (PP), empeñados en dar una imagen de nuestra localidad idealista y complaciente e ignorar que hay problemas, que no se dan soluciones y que, en ocasiones, se mira para otro lado. Ellos pueden hacer muy bien queriendo vender pueblo, callando lo negativo y transmitiendo una imagen parcial, pero yo sufro los problemas de este Daimiel, veo la inoperancia, a veces, el descuido, otras, la inacción, otras, y utilizo este blog para expresar aquello que creo es mejorable o debería resolverse. Si ellos gastan su espacio en en el autobombo yo prefiero dedicarlo a señalar lo que a mi modo de ver perjudica la convivencia y desluce la vida aquí.
Siempre digo que se hacen cosas bien y que no entro porque lo que está bien merece menos atención que lo mejorable, que lo que queda por hacer, a cuenta de que ya en otros sitios se destaca continuamente. Lo que no estoy dispuesto es a callarme, a mirar para otro lado, a ver el deterioro sin inmutarme, a encontrarme con situaciones incómodas o problemáticas sin reaccionar. Me dirán que hay otras maneras de movilizarse y tienen razón pero yo he elegido en la que mejor me desenvuelvo que es la escritura, señalando esas circunstancias y en algunos casos proponiendo posibles soluciones.
Yo, evidentemente, no soy "Salvador" de nadie, ni tengo intencionalidad, como se me atribuye, ni me creo nada de nada. Tampoco voy a cambiar muchas cosas porque lo hago desde una posición meramente personal, como ciudadano individual, y es circunstancial que este blog haya pasado de unas decenas de visitas diarias cuando inicié el Diario Improbable a moverse en las más de dos mil visitas al día del pasado mes. Digamos que lo que digo llega a más gente pero ni tan siquiera eso significa que todos estén de acuerdo ni mucho menos y hasta desconozco la postura de la gran mayoría ante lo que escribo en cada entrada.
Hay gente, eso sí, que prefiere que nadie discrepe, que nadie señale problemas, que nadie cuestione a quienes toman las decisiones. Siempre se está más cómodo arropado por el seguidismo, el silencio, la adhesión y el conformismo. Pero yo no soy así, se aprende de los errores y las críticas más que de los aciertos y las alabanzas, y Daimiel, siendo un buen lugar para vivir, y a mí me gusta mucho vivir aquí, todavía tiene un amplio margen de mejora y problemas importantes por resolver, y no decirlos no los va a hacer desaparecer.
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