
Aunque yo no he podido asistir y sólo me he acercado pasadas las doce y media, cuando aún quedaba algún último grupos allí, y la mayoría se encontraban ya camino del Auditorio Municipal para continuar el programa establecido por la organización, he podido comprobar los grupos a tarayes recién plantados en el límite inundado de la laguna.

Después la jornada ha transcurrido entre unas buenas migas y unas cervezas y el buen regalo de un día excelente y una música en directo que ha hecho aún mejor el evento para todos los asistentes.

Por cierto que me cuentan que se ha echado en falta el acompañamiento de algún miembro de la corporación municipal daimieleña que no se ha dejado ver en toda la jornada, en un acto que partiendo de una iniciativa privada pretendía centrar su valor en algo que nos debería importar a todos como es la planta de árboles autóctonos en un espacio que, pese a sus condiciones, ya es emblemático en el paisaje local y alberga una muestra muy amplia de la avifauna vinculada a los humedales. Hubiera estado bien, como ocurre con las iniciativas que promueve Movimiento por Las tablas y el Guadiana, que las autoridades locales se sintieran partícipes de este tipo de actividades que nos competen a todos y que ayudan a dar valor a lo nuestro. Y sobre todo porque no van contra nadie sino a favor de todos.
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