Parece claro que el futuro es una residencia, llámense geriátricas, de mayores o como se quiera, y visto lo visto yo me decantaría por ese modelo autogestionado que ya ha tomado cuerpo habitual en algunos países europeos y que ya tiene algún precedente en nuestro país. Y, es evidente, hago esta apreciación desde el conocimiento somero de estas residencias cooperativas y, desde luego, con la información limitada que nos llega a través de los medios, pero convencido de que ser copartícipes de la gestión directa debe mejorar seguro el resultado del funcionamiento ya que la implicación personal permite que las decisiones también sean las tuyas y puedas establecer una forma de funcionamiento más afín a tu concepto de cómo debe ser esa otra vida activa que no acaba con la jubilación.
Entiendo, claro, que estamos hablando todavía de personas no dependientes, capaces, que no contemplan un retiro sino que ansían una dinámica activa para sus años postlaborales, y en los que debe primar intereses comunes, amistad, convivencia, pero con ese paso más que implica no esperar que te den sino promover un espacio, un lugar, un tipo de vida que además de cubrir unas necesidades elementales te ofrezca alicientes y estímulos, y creo que los modelos autogestionados van en esa línea.
Desde hace algunos años me vengo planteando, casi en broma pero con cierto viso de futuro, esa posibilidad. Queda mucho tiempo por delante, cada vez más, y la propia vida juega su caprichosa partida como para hacer planes a largo plazo, pero no olvido la idea porque, en el fondo, el futuro es una residencia y conviene poner las bases para que la decisión sea nuestra y no de otros, para privilegiar los propios intereses sobre los de otras personas en esa decisión, para que ese tramo final de la vida no sea un aparcadero no querido y al menos se aproxime a ese deseo que tenemos llegado el momento.
Dejo un vídeo sobre la Cooperativa que ha puesto en pie el proyecto de Torremocha del Jarama:
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