Cuando me jubile habré trabajado ininterrumpidamente entre 37 y 45 años (depende de la edad a la que finalmente pueda hacerlo), y durante todo ese tiempo habré estado cotizando siempre en función de la retención que para tal cosa estimaba la administración de turno. Ahora, cada vez más, se escucha que se pone en cuestión que el sistema sea sostenible y que la pensión actual sea alcanzable dentro de unos años, lo que propiciaría que se redujera significativamente. ¿Qué me he perdido?, ¿acaso no he cumplido yo rigurosamente con las condiciones impuestas sin derecho a opinión ni decisión sobre el asunto?, ¿acaso no se me ha detraído puntualmente esa cantidad que garantizaría mi retiro tras una larga vida de trabajo y cotización?,¿acaso no he tenido que tragar las "pensiones" disparatadas de algunos cargos públicos con un tiempo de cotización mínima creyendo que a pesar del abuso no afectaría a mi situación personal?
No creo que yo, ni nadie, podamos sentirnos culpables por vivir más, no creo que la mayoría tengamos culpa de la gestión del empleo y del uso inadecuado que del fondo de pensiones hacen los políticos, no creo que se nos pueda achacar otra cosa que trabajar y cotizar para que después de cuarenta años tengamos derecho a un retiro digno.
Nunca me he fiado de los políticos, de sus ínfulas y caprichos, de su tendencia al mangoneo y la dilapidación de dineros que no son suyos pero que parecen serlos. Por ello desde hace unos años decidí hacerme un plan de pensiones, una forma de ahorro tacita a tacita que, al filo de la jubilación, acumule una cantidad suficiente para que los muchos o pocos años que viva desde entonces no estén sometidos a la necesidad ni a la angustia por la situación económica personal. Pero ya leo intenciones de mangonear este asunto, de modificar condiciones sobre la marcha para fiscalizar este ahorro en esa avidez impositiva que permita sus muchas administraciones, enchufes, gastos de representación, proyectos megalómanos, etc..., cambiando sobre la marcha, nuevamente, las reglas del juego a su favor. Por no decir su condescendencia, o connivencia, con las jubilaciones anticipadas a cuenta de los contribuyentes y toda esa parafernalia tronchaespaldas con las grandes empresas para facilitarles sus maniobras para deshacerse del personal.
Estoy harto de estos incompetentes, de estos manirrotos y mantenidos, de esta recua trapacera y aprovechona, ¡me cisco en su puñetera estampa!
Nos han engañado. Si se trataba de que cada cual se buscara la vida haberlo dicho desde el principio, haber estimulado el ahorro en vez de castigarlo impositivamente, haber dejado que cada cual buscara las fórmulas que garantizaran una jubilación futura. No estando de acuerdo al menos hubiera sido más honesto que meter mano al fondo y después clamar por que están en peligro las pensiones futuras al nivel de las actuales.
Piden los gestores respeto, prestigio, comprensión. Eso se gana, pero los que hemos tenido aquí por décadas no merecen otra cosa que una graduación entre menor o mayor desprecio. Estoy muy, muy, muy cabreado, que es lo que sucede cuando una de las partes cumple y la otra nos toma por primos.
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