El comentario al que me refiero es el siguiente:
Vaya por delante en lo que estoy de acuerdo: mi formación al terminar COU, y en general la de mis compañeros, era mejor y más amplia que la de los que terminan Bachillerato hoy. Claro que esto es mucho más achacable a las leyes y sus desarrollos curriculares que a la voluntad del profesorado, y no quiero con esto excusar a los docentes, que habrá de todo como lo había en aquella época también."
Pero vayamos a la discrepancia.
El último informe PISA, si te refieres al de ayer, habla de un asunto muy concreto que tiene que ver tanto con la escuela como con las familias, por más que la segunda de Wert haya aprovechado para sacudir a las leyes socialistas, tan malas como las no socialistas porque no nacen del consenso ni la participación sino de la intención política. Y si te refieres a la anterior vuelvo a insistir en que los resultados son los que son por múltiples factores, incluido la formación del profesorado, pero atribuible en igual o mayor grado a malas leyes, cambios sociológicos respecto a la educación y otros que ya plantee en otras entradas. Por cierto, estos resultados...¿con qué los comparamos? porque ciertamente no se realizaban informes comparativos con otros sistemas educativos hace treinta o cuarenta años.
Atribuir a los de la camiseta verde la defensa de las leyes socialistas es un error. No dudo que haya entre ellos defensores de esas leyes como hoy hay defensores de la LOMCE, pero el sentido crítico de los docentes no va vinculado a ningún partido sino al malestar ante una serie de decisiones educativas desde hace algunos años que dañan la educación pública mientras no parecen tocar a concertada y privada. Y con camiseta o sin ella es obligación del docente de la pública defenderla ya que quienes deben hacerlo se inhiben o son quienes la perjudican.
Es cierto que las fiestas de entonces tenían un carácter más cultural que las actuales pero ahora son muchas más a las que se acceden y se reparten durante el curso y no tanto en semanas culturales. Pero lo que ha cambiado es la actitud hacia ellas por parte de los alumnos que nunca como en estos años ha tenido acceso a tantas y tan variadas.
Dices que estábamos cuarenta en clase, con horario de mañana y tarde y no pasaba nada. Y ahora tampoco pasa con clases de treinta y pico y jornada continua, y has de tener en cuenta que la carga lectiva de alumnos y profesores apenas ha variado, solo la distribución. Y en cuanto a hacer amigos para toda la vida y tener profesores a los que nunca olvidamos también sucede ahora, aunque el vínculo alumno-profesor ha cambiado porque ha variado la actitud hacia el hecho educativo.
Hablas de que los profesores vivían en la localidad, lo cual no es del todo cierto aunque sí había más proporción. Esto tiene que ver con los cambios en los concursos de traslados, antes de ámbito nacional y hoy autonómicos y vinculados a la provincia. Eso y el hecho de las mejoras de carreteras, vehículos y otras variables sociológicas ha hecho que sean más los que se desplacen a su lugar de trabajo desde otra localidad, lo cual es legal además. Y concluir que esos profesores se sienten menos comprometidos con sus alumnos, que les importan un cuerno, es desconocer la realidad. Yo, que he vivido en localidades donde trabajaba (Daimiel, Anchuras, Puebla del Príncipe) no he tenido una actitud diferente ni menos compromiso que cuando no lo hacía (Manzanares, Arenas de San Juan, Villarrubia de los Ojos) y como mucho he ganado en conocimiento de la idiosincrasia de esa localidad pero que no afecta demasiado.
Quiero recordar que en mi época de BUP había profesorado que provenía del antiguo sistema, en el que la ideología estaba en las aulas. Hasta morir Franco se llevaba a los alumnos a actos claramente ideológicos para exaltación de figuras e ideas del antiguo régimen, aunque como a mí me pilló en 8º de EGB lo conocí por mis hermanos mayores. Algunos profesores provenían de ahí y no ocultaban sus simpatías y su afán de proselitismo. Y aún así me parece lamentable que antes, como ahora, algunos profesores se dediquen a hacer política en las aulas, que sé que ocurre.
En cuanto a la calidad pues también recordamos buenos y malos profesores, gente excelente y gente muy inteligente que no servían para enseñar. Y asignaturas que, como ahora, eran impartidas por profesores que no estaban cualificados para darlas y que les tocaba por reparto. Y a pesar de ello unos intentaban darlas lo mejor posible y otros pasaban del asunto, lo que hay que tener en cuenta para no glorificar aquella época pese a que, reitero, la formación intelectual era mejor.
Por último recurrir a los tópicos de querer mantener privilegios, trabajar menos, tener más vacaciones o cobrar más que funcionarios de tu mismo nivel resulta penoso porque en nada han cambiado en las últimas décadas ni el número de jornadas laborales, salvo aquellos tres o cuatro años en los que se abrieron las escuelas los sábados, ni los horarios, salvo por la implantación de la jornada continua que no modifica el horario lectivo. Y es tan cierto que cobramos más que algunos funcionarios del mismo nivel como cobramos menos que otros funcionarios de igual nivel al nuestro, lo que en ningún caso es responsabilidad de los docentes en este caso como en las condiciones laborales mencionadas.
Y no sigo porque ya me he alargado en exceso.
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