sábado, 10 de septiembre de 2016

CONSTRUYENDO Y DECONSTRUYENDO DAIMIEL (Página nº 3874)

La historia de los pueblos y ciudades también pasa por ir adecuándose a los tiempos urbanísticamente, lo que no significa que se haga siempre con acierto, pero es evidente que la toma de decisiones puede dar lugar a importantes logros y a errores mayúsculos, casi siempre guiados por elementos como el cortoplacismo, la especulación, los alardes personalistas y la falta de criterio estético para lo malo y la prospectiva, la sensatez, la planificación y el buen gusto para los aciertos.

No quiero yo entrar en valorar nada de esto sino en aprovechar el banco de imágenes de "Daimiel en el Recuerdo" para mostrar esa galería de obras emblemáticas en pleno proceso de construcción y otras, también emblemáticas, en esa fase de destrucción o, por ser benévolo, de deconstrucción, que han ido cambiando la fisonomía de Daimiel que cada cual valorará según su criterio.

Lo cierto es que para los que nacimos antes de los setenta hemos podido apreciar, en buena medida, todos esos cambios que han ido configurando la nueva imagen de Daimiel, y yo, esta vez, he querido hacerlo desde este punto de vista, que espero que os guste. Creo que todos estos rincones daimieleños son claramente reconocibles, así que os dejo con las fotos:














Y en el lado deconstructivo, aunque hay muchos menos testimonios gráficos:





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SOBRE EL TEMA DEL CONCEJAL (Página n° 3873)

El tema pasa por dos premisas:


  • Es falso que estuviera implicado dicho concejal en ese lamentable episodio.



  • Es cierto que estuviera implicado dicho concejal en ese lamentable episodio.


En el primer caso podría haber ocurrido que hubiera un error de identificación del personaje por parte de la muchacha aunque oficialmente, desde el Ayuntamiento, no se ha desmentido lo escrito por ella en su nota de aclaración publicada en los medios. Tampoco en la pregunta directa que se le hizo al Alcalde en el Pleno Municipal y que esquivó. Pero eso no determina tampoco que fuera un concejal quien actuara de esa manera impropia u otra persona.

En el segundo caso, si fuera cierto, tendríamos un problema y es el silencio. Yo no creo que el concejal tenga que dimitir por eso, más bien preferiría una disculpa al menos privada con esta chica y una explicación pública por una actitud injustificada reconociendo la metedura de pata.

El incidente es deplorable, vergonzoso, pero no focalizado en el concejal sino en la actitud de esas personas que intervinieron contra la muchacha de la cámara o quienes todavía la acusan de provocar. Lo del edil está muy mal por tener un cargo representativo pero no aumenta significativamente la gravedad del incidente salvo que se quiera ver solo desde una perspectiva política y no de forma integral. Y entiendo que la batalla política aquí es tangencial y sobra.

Guste o no lo sucedido es un síntoma, un mal síntoma, algo que no debería haber ocurrido y que empaña algo la feria daimieleña y la convivencia, pero que debe servir para que no vuelva a ocurrir. No se necesitan chivos expiatorios de ningún tipo, solo entender que hay que saber estar y comprender que la violencia, esta vez verbal, es un fracaso de la inteligencia que no deberíamos permitirnos.


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viernes, 9 de septiembre de 2016

CUANDO EL CAMPO DE FÚTBOL DEL CARMEN SE CONVIRTIÓ EN UN LAGO (Página nº 3872)


Se han visto pocos partidos suspendidos en el campo de fútbol "Nuestra Señora del Carmen" y por eso, esta foto, supone un documento estupendo. Se contaba de ella, en "Daimiel en el Recuerdo" que, efectivamente, el partido se suspendió finalmente y vemos como el árbitro realiza una inspección, como marcaba el reglamento, para comprobar que el estado del terreno de juego hacía impracticable poder disputar ese partido, aunque ya saltaba a la vista que tal cosa apenas necesitaba de una inspección visual sin tener que obligar al trencilla y sus acompañantes a cruzar ese "Mar Rojo" que no se abriría a su paso.

Y cuento que no era habitual suspenderlo porque yo recuerdo, jugando en los juveniles del Daimiel C.F. un partido oficial contra un equipo de C-Real, creo que el Pío XII-Doncel aunque no estoy seguro, en el que jugamos con casi la mitad del campo inundado, justo en la banda paralela ala nave de la Cooperativa "La Daimieleña", porque el árbitro decidió que con medio campo parecía ser suficiente, aunque en algunas zonas había una cuarta de agua. Si recuerdan, el terreno de juego se elevaba en el centro, de portería a portería, y tenía una ligera inclinación hasta las bandas.

En aquel partido, que creo empatamos, fútbol se vio muy poquito pero reír si se pudo reír mucho porque, cada vez que el balón iba a la zona inundada, los jugadores de uno y otro equipo nos mirábamos para ver quién era el que esa vez se metía en aquella laguna a sacar torpemente, porque la habilidad era imposible, aquel balón flotante para poder continuar el juego.

Ni que decir tiene que ese día todos nos merecimos la ducha casi como un premio, no tanto por el sudor sino por eliminar de nuestro cuerpo todo ese barro y agua sucia del que pudo ser uno de los pocos partidos de fútbol-polo que ha conocido la historia deportiva de Daimiel, el disputado en uno de los mayores charcos del pueblo como resultó aquel campo ese día.

Lo hubiera superado el de la foto pero el árbitro, con buen criterio, decidió suspenderlo, que tampoco se iba a ver natación sincronizada sino una charlotada absurda de patadas al aire y caídas de Gran Prix.


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EL "ESTADIO" DEL CRISTO (Página nº 3871)


Hubo una época en el que el fútbol daimieleño aficionado y no federado tenía muy difícil acceder al campo de "Nuestra Señora del Carmen" y las alternativas eran el propio Parque del Carmen, que yo llamé el "Lezama" daimieleño, y las eras que se encontraban diseminadas por el pueblo, como la de Machuca o la que había por el Alto. Incluso en los patios de grandes dimensiones como la casa de don Miguel Herreros, hoy parking de Mercadona, donde yo jugué algunos partidos memorables. Pero, sin duda, la mejor alternativa al campo de fútbol que era, entonces, de Educación y Descanso, lo constituía el arenal del Cristo de la Luz, ese campo inmenso existente en la Escuela Hogar y que era un hervidero de futbolistas en ciernes y otros ya talluditos en los fines de semana y las vacaciones, gracias también a la generosidad de los frailes que permitieron el acceso para que este "estadio", comparativamente con sus alternativas, y que fueron otra de las cunas futbolísticas de Daimiel en varias décadas y hasta que la Escuela Hogar dejó de funcionar. 

He elegido esta foto, de nuevo publicada en "Daimiel en el Recuerdo", y no otras más en las que se ven equipos formando antes o después de los partidos, porque creo que esta recoge mejor lo que era ese espacio deportivo y el espíritu de ese juego en el que valía la propia ropa de calle y una pelota de cualquier tipo, y porque se ajusta a como yo lo recordaba.

Hoy contamos con muchas más y mejores infraestructuras, deporte federado casi desde pre-benjamines, monitores, equipamientos de ropa y calzado bastante más adecuados, y eso es maravilloso. Muchos de aquella época nos hubiera gustado poder contar con todo lo que ahora existe, pero fuimos jugadores intuitivos, acostumbrados a dejarnos las rodillas en la tierra o las piedras, a machacarnos el calzado de calle pelando las punteras, a tratar de hacer fútbol con cualquier cosa a la que se le pudiera llamar balón, a manejarnos con porterías hechas con las piedras o nuestras carteras del colegio, y poder jugar en el Cristo era como tener ese estadio a nuestra disposición.

No es querer volver al pasado, el recordar cómo necesitábamos tan poco para creer que teníamos tanto.

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jueves, 8 de septiembre de 2016

EL GRAN ALEGATO DE LEO SOBRE EL INCIDENTE DE LOS TOROS... Y UN PERO (Página nº 3870)

Resultado de imagen de Leopoldo Sierra

Ayer, escuchando el Pleno Municipal de septiembre por la radio, me gustó especialmente la intervención del alcalde, Leopoldo Sierra, condenando el incidente, sin paliativos, ocurrido en la salida de la Plaza de Toros. Ni hubo un resquicio de defensa, ni introdujo un solo elemento de duda. Afirmó, rotundo, estar siempre contra la violencia de cualquier tipo en cualquier circunstancia y no incurrió en justificaciones ni en cargar nada sobre las espaldas de la víctima, como han tratado de hacer otros. Ya digo que su intervención me pareció sensata, firme, categórica y beligerante contra esos modos que nunca pueden ser justificados, y además tuvo ese punto empático con esta joven a la que dijo conocer desde hacía mucho tiempo.

Creo que hasta aquí...¡chapeau!

Pero...

Sí, hubo un pero, y lo hubo porque su impecable alegato respondía a una pregunta de la oposición, y en esa pregunta, por cierto formulada por un farragoso y pesado Galo, se mencionaba al supuesto concejal señalado por la víctima como la persona que le había pedido su documentación, y por lo tanto Leopoldo debía también esa respuesta, ya no digo igual de expeditiva o categórica, pero al menos negando tal actuación del edil o, si se produjo, matizándola o, en el peor de los casos, afeando que se produjera. Incluso, si no conocía con exactitud lo ocurrido, expresando que se trataría de verificar el papel de esta persona antes de pronunciarse. Pero no, aprovechó el alegato para obviar la respuesta a parte de lo que se le preguntaba en el Pleno y el asunto no es baladí en el caso de que fuese cierto.

No obstante prefiero destacar esa posición personal e institucional tajante, categórica, en espera de que, sí, quiera llegar hasta el final y determinar si lo de su concejal fue tal que dice la víctima o es un error y, en función del resultado, actúe como debe actuar. Yo, al menos, vi convicción y franqueza en sus palabras de condena, que era lo que esperaba de él en ese momento, porque como dijo es un hecho injustificable se mire por donde se mire.


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RAMAS CAÍDAS, HOY OTRA EN EL PARTERRE, Y ALGO PARA PENSAR (Página nº 3869)

Acabo de pasar por el Parterre y me encuentro con esto:





Si hace nada caía una rama de un árbol frente al Albergue Municipal ahora la rama, de considerable dimensión, ha caído esta madrugada frente al Bar La Sede, terraza cuya sombra más apreciada es la de este árbol seguramente.

Me temo que se convierte en candidato a tala pero, aún aceptando que pueda ser su destino, por lo que he escuchado y he leído una de las causas más frecuentes para que esto suceda tiene que ver con las pésimas podas que se realizan y que debilitan esas ramas cuando no se hacen bien y no se respeta el perímetro máximo de las ramas que son susceptibles de dicha poda.

No voy a andarme con rodeos, los árboles pueden sufrir la acción del viento, enfermedades, etc... que pueden provocar estos accidentes, y pensar que se hubiera producido en una mañana o noche de gran afluencia a esa terraza da pavor, pero en ocasiones, y harían bien en analizar la causa de las dos últimas caídas con cierto interés científico, el origen está en errores humanos que tienen que ver con el mantenimiento de esos árboles, el seguimiento de su desarrollo, las podas, etc...

Me cuentan que en Daimiel se suele hacer poda estandar, y eso conlleva ignorar que cada especia arbórea tiene sus características y sus condicionamientos, y si estamos dispuestos a tener árboles también tendremos la necesidad de prestarles atención en función de dichas características.

Puede que un ejercicio ramplón alguien quiera justificar la masiva tala de árboles de los últimos años en vez de detenerse en las causas de esas caídas de ramas o árboles. Ya digo que algunos se deben a causas naturales, a veces imprevisibles, accidentales, pero no cerremos los ojos y la mente porque no siempre es así y una mala praxis origina también este tipo de circunstancias. Y los árboles los necesitamos, eso sí, sanos, bien cuidados, bien podados y conservados.

Las fotos se han realizado unos minutos antes de las seis de la mañana de hoy, ocho de agosto.


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miércoles, 7 de septiembre de 2016

DEL AYER AL HOY EN DAIMIEL (Página nº 3868)


Maravillosa foto, publicada en "Daimiel en el Recuerdo". Y lo es porque nos devuelve a otra época, sí, pero además porque ensalza algo que se ha ido perdiendo: la espontaneidad festiva de los daimieleños. 

Y me explico:

Cuando veo estas fotos me hacen recordar cómo, de chavales, en fiestas como las de Navidad o éstas de Carnaval, donde no existía tanta programación ni tanta oficialización de los festejos, nos lanzábamos a la calle con la sana intención de divertirnos y era muy sencillo que, casi de la nada, surgieran grupos que comenzaban a juntarse, unirse, montar una conga o algo igualmente divertido y lúdico y dar ese aire festivo pero siempre espontáneo.

Yo recuerdo, por ejemplo, que el último día de clase en el instituto salíamos antes y marchábamos a la Plaza, junto al Belén, y entre juegos y bailes terminábamos la mañana llenos de alegría y felicidad, semejante a lo que nos transmite esta fotografía que, posiblemente, es de algunos años antes y el época carnavalera.

Me da que a las administraciones se les fue un poco la mano programando, apropiándose, seguro que con buena intención, del desarrollo de las fiestas para darles mucho contenido. Sin embargo, a la larga, me da que le arrebataron el populismo, en su mejor sentido, la mencionada espontaneidad y naturalidad que le conferían las personas sin horario ni plan ni itinerario.

Y es que aquellos festejos se vivían de otra forma y nada tiene que ver, para lo bueno y lo malo, con las actuales donde todo quiere ser controlado, medido, financiado y convertido en desfiles y, por ende, a muchos de nosotros en meros espectadores.

Por eso me ha encantado esta foto, ese triunfo de la calle venciendo la artificiosidad, ese natural jolgorio que invita al resto a sumarse, a cogerse del último y celebrar la vida y sus festejos.


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UN BALANCE DE LA FERIA (Página nº 3867)

Esta tarde andaba por Madrid cuando leí este comentario;

Oye tótem puedes hacer una entrada sobre el balance de la feria de este año con sus pro y sus contra? Gracias."

Y la verdad es que no soy la persona más indicada para hacerlo porque a la gran mayoría de actos que se celebran no he acudido y, por tanto, debería guiarme por las opiniones que conozco de algunas personas o los comentarios que han aparecido en este blog y, en esas condiciones, casi es mejor dar la oportunidad a los demás de que expresen lo que más les ha gustado y lo que menos y así poder construir un cierto relato de las preferencias de unos y otros y, claro, de sus críticas, llegado el caso.

Pero, ya que me piden una opinión daré alguna generalidad:

Me gusta que haya actividades de todo tipo intentando llegar a muchos colectivos y que la mayoría encuentren una o varias que les gusten y de las que puedan participar. La mayoría no son actividades-estrella de la feria pero tienen sus seguidores y se desarrollan con éxito de participación.

No me gusta el carácter repetitivo de las ferias, la poca capacidad de introducir novedades que podrían ser un aliciente interesante. Novedades hay alguna pero se impone la inercia, la repetición, el poco riesgo e imaginación.

Es solo mi opinión, que conste. A mí la feria me seduce poco, aunque siempre las paso aquí y trato de disfrutarla en compañía de los amigos, pero si me fuese por ahí esos días no echaría de menos la feria de Daimiel porque me ofrece pocos alicientes.

¿Se entiende por qué digo que no soy el más adecuado para opinar?

Pero, a partir de aquí, abro la opinión a cualquiera sobre lo mejor y peor de la feria daimieleña que acaba de finalizar:



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martes, 6 de septiembre de 2016

MIENTEN, MIENTEN, MIENTEN... (Página 3866)

Mariano Rajoy y compañía se han retratado con el asunto Soria: mienten, mienten, mienten...

Podían hacerlo bien y han preferido hacerlo mal. Y para taparlo mienten, mienten, mienten...


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¿VEREMOS ALGÚN DÍA VOLVER A FUNCIONAR EL HOSTAL MADRID? (Página nº 3865)


Hace un par de años, quizá un poco más, se tuvo la sensación de que rehabilitar el vetusto, casi ruinoso, Hostal Madrid era posible y que el impulso de los que se dijo nuevos propietarios parecía suficiente para pensar que en no mucho tiempo podría convertir el inmueble en una suerte de nuevo espacio hotelero céntrico para nuestra localidad.

Hubo entonces cierta euforia, ayudada por la posibilidad de visitar su interior y la difusión de esas fotografías en las redes sociales que mostraban el antiguo esplendor de ese lugar emblemático que se resistía a morir.

Después hubo obras, brevemente, sabidas por un contenedor de escombros o la sustitución de la puerta de acceso para dar seguridad a ese inmueble. Y luego...nada.

En el fondo eran muchos, o éramos, los que tuvimos cierta ilusión con el proyecto que podía evitar ver languidecer y acabar viendo demolido ese edificio tan ligado a la historia de Daimiel.

¿Veremos algún día volver a funcionar el Hostal Madrid?


(Fotos publicadas en "Daimiel en el Recuerdo")

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lunes, 5 de septiembre de 2016

LOS SONIDOS DE LA FERIA (Página nº 3864)

(Foto publicada por Paco Cuesta en "Daimiel en el Recuerdo")

"Una vieja y un viejo van p'Albacete, van p'Albacete,
Una vieja y un viejo van p'Albacete, van p'Albacete,
y en mitad del camino va y se la mete, va y se la mete...
la mano en el bolsillo, saca un billete, saca un billete"

No sé por qué pero pienso en sonidos de nuestra feria e irrumpe aquella canción como si fuera la única que sonase entonces cuando, si algo destacaba en ella era la multitud de sonidos que la acompañaban, en especial todas las canciones del momento que, un año tras otro, constituían su banda sonora.

Y es que, si hace unos días, publicaba una entrada sobre los olores de la feria daimieleña ahora quería recordar esos sonidos, comenzando por la traca que solía iniciar los festejos y el sonido de la Banda Municipal de Música acompañando las carrozas y que apagaba el cansino sonido de los motores de los tractores que las arrastraban o arropando el desfile procesional de la Patrona.

Cómo no, llegados al recinto ferial del Parque del Carmen, sobresalía  el incesante discurso de la tómbola con su repetido ¡Secretario! mientras animaba a participar con la esperanza de alcanzar alguno de aquellos premios colocados en las estanterías y que poco a poco, años después, se fueron llenando de perritos piloto, muñecas chochonas y paletillas.

Después...el ruido, todas esas atracciones que competían en potencia para imponer sus propias canciones frente a la competencia y que, en el paseo, terminaban ofreciendo un crisol de temas interminados pero todos reconocibles. Y en medio de todo ese jaleo las sirenas que indicaban el principio y final de cada viaje y el ruido de las carreras por coger sitio en esas atracciones mientras los que las habían disfrutado trataban de esquivar a esa marabunta ansiosa.

Pero la feria era también el sonido de las pistolas de juguete que disparaban fósforos sin parar, o el golpeo de los plomos en las casetas de tiro con aquellas escopetas que decíamos trucadas y que sonaban a chapa al fallar y devolvían un sonido más amortiguado si por medio se llevaban el palillo. Y como no aquel sonido familiar de los futbolines en encarnizados partidos en los que quienes perdían pagaban las siguiente partida. O la campana que acompañaba el golpeo del martillo si se lograba impulsar la pesa hasta el punto más alto en una demostración de fuerza de quienes buscaban pavonearse.

Otros sonidos eran los que salían de la Plaza de Toros o el Campo del Carmen durante las corridas y partidos celebrados en la feria y que para los que no asistían marcaban claramente lo que iba sucediendo allí dentro. O la propaganda ambulante del circo que esa año llegaba al pueblo durante sus fiestas. O la música que invitaba a pasar a aquellos teatros de variedades, tipo Teatro Chino, donde, nos decían, se veía más piel que en ningún otro sitio.

Y, por supuesto, la voz de las personas queriendo elevarse sobre el sonido general allí existente. Hoy, algunos de estos sonidos siguen ahí, otros desaparecieron y algunos, como los del Auditorio, se enseñorearon del nuevo recinto ferial, pero todos son parte de la memoria sentimental de las ferias de Daimiel.


(Fotos publicadas por José Luis Fernández de Simón en "Daimiel en el Recuerdo")


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domingo, 4 de septiembre de 2016

¿RECORDÁIS LA MINI-FERIA? (Página nº 3863)

La gente de mi edad, también la mayor y algunas de las generaciones más jóvenes, seguro que se acuerdan de que, en Daimiel, existió aquello que llamábamos, exageradamente, la "Mini-Feria" y que no era otra cosa que los coches de choque y alguna caseta de tiro que se instalaban en el paseo central del Parque del Carmen entre los meses de mayo y junio, supongo que en ausencia de ferias en las que instalarse.

Lo importante, en sí, no era la Mini-Feria, aunque también acudíamos a montar en los coches eléctricos tirando de ahorro o con las fichas que a una amiga nuestra le daba su padre a cuenta de trabajar en el Ayuntamiento, sino que terminaba siendo un lugar de encuentro habitual, un espacio que la chavalería hacíamos nuestro en ese inicio de pandillas, escarceos amorosos y vitalidad preadolescente. Era como un imán y el Parque del Carmen bullía de acné aquellas tardes al salir de clase.

Recuerdo, aunque no he encontrado fotos, que estuvieron viniendo bastantes años y era la misma atracción que luego instalaban en feria junto a la primera edificación del Instituto, al fondo del Parque del Carmen, donde hoy se sitúa la fuente.

Allí, además de esa diversión de esquivar los golpes y chocar impulsivamente a los demás tenías, también, la música del momento y un lugar ideal para estar con los amigos. Después, cuando se marchaban, volvíamos a conquistar el Parterre, nuestro sitio habitual, esperando que al año siguiente aquella Mini-Feria regresase.

Resultado de imagen de coches de choque antiguos


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¿PERO ESTO QUÉ ES? (Página nº 3862)


Lo acabo de leer en facebook. No había oído nada al respecto pero me parece, de ser cierto lo ocurrido, realmente lamentable que en Daimiel tengamos que vivir algo así.

No pretendo yo extender el comportamiento a un colectivo cuando solo debe haber sido la actuación de un grupo reducido de energúmenos intolerantes pero tampoco conviene restar importancia por ello porque el hecho en sí tiene la gravedad necesaria para darle toda la importancia.

¿Nos estamos volviendo idiotas?

Yo no voy a los toros, como espectáculo me desagrada, hasta el punto de que las tres veces que fui, hace ya muchos años, me sirvieron para convencerme de que aquello no iba conmigo y la vida me ofrecía muchísimas cosas mejores. Pero eso no quita que ver vinculado un hecho así a ese mundo que trato de ignorar me ponga en guardia frente a actitudes que no pueden ser toleradas desde ningún lado.

Los taurinos tienen todo el derecho a defender la tauromaquia como los no taurinos a aspirar a su desaparición pero, por supuesto, nunca desde la violencia verbal o física, ese fracaso de la inteligencia tan habitual y que en los últimos tiempos se ha ido recrudeciendo y multiplicando episodios vergonzosos. Y que se atisben situaciones así en nuestra localidad me parece lamentable y no se debe pasar por alto.

Las corridas de toros, y eso lo deben saber protaurinos y antitaurinos, va a estar en el debate público constante. Pero los cafres de un lado y otro sobran, solo dan argumentos a sus contrarios.

Esperemos que se trate de un hecho aislado, si no terminaremos arrastrados por la estupidez y la intransigencia, males ambos gravemente contagiosos.


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