Ayer en el Pleno un asistente pidió la palabra al sentirse aludido por las desafortunadas palabras de Cristina sobre "su gente" de Leo. Lo hizo saltándose el reglamento vigente y ante la condescendencia del Alcalde que sólo después reaccionó cuando el error se había consumado. No estaba yo muy inspirado y han salido unos versillos a lo mecagüendiez, ¡qué le vamos a hacer!, pero sí necesarios para darle un capón virtual a Leopoldo por no actuar a tiempo y al interviniente por no ajustarse al reglamento establecido:
Un señor muy ofendido
con alguna concejal
al alcalde le ha pedido
poder hablar al final
del Pleno Municipal
y Leopoldo ha consentido.
Y aunque se sienta aludido
su intervención no es cabal
ni tiene ningún sentido
pues resulta demencial
y es un fallo garrafal
no cumplir lo requerido.
Y hasta el Alcalde ha perdido
una ocasión ideal
para atajar lo ocurrido
y poner punto final
a ese berenjenal
en el que se había metido.
Pero no lo ha conseguido
reaccionando tarde y mal
y el gol bien se lo han metido,
que en su labor arbitral
Leopoldo ha estado fatal
y el reglamento ha incumplido.
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