Está tan viciado el debate en España por el bipartidismo, el blanco o negro, que posicionarte sobre un hecho concreto de inmediato hace que te coloquen al otro extremo. Como la objetividad incomoda y la equidistancia puntual casi les ofende pues enseguida necesitan posicionarte al otro lado, que es una forma de condena, de rechazo, de castigo, pero la vida siempre es más compleja que todo eso.
Veo últimamente que cuando la gente condena la respuesta desproporcionada de Israel se le asigna la etiqueta de antisemitas o proterroristas, como si todo lo que pudiera hacer el Estado de Israel ya pudiera justificarse en virtud de lo que sufrieron de distintos momentos de la historia. Y si se te ocurre condenar los ataques de Hamas poco menos que eres un fascista redomado que defiende la opresión de los pueblos y la persecución de los débiles.
Es la necesidad de colocar etiquetas, casi siempre descalificadoras, porque en determinados ámbitos parecer antisemita o proterrorista, o en la otra punta, defensor de que se sojuzgue a pueblos inocentes, puede ser lo peor, y así ya no se necesita un acercamiento a un conflicto como éste con ojos no diré nunca que neutrales pero sí objetivos.
Ayer declaraba un palestino, creo que en el informativo de Antena 3, algo así como que los dirigentes toman la decisión de atacarse pero que los muertos siempre son ellos, la gente corriente y moliente, que está allí porque no puede estar en otro sitio, y la lista de muertos suma ancianos, niños, gente civil que no poseen más delito vital que haber nacido en esa zona de conflicto.
Me repugna por igual el terrorismo de Hamás, porque jamás justificaré ningún terrorismo, como la respuesta criminal e indiscriminada de Israel. Me repugna el silencio internacional cuando veo que determinados países tienen venia para cualquier cosa. Me repugna el papelón de la ONU. Me repugnan las respuestas a una situación que suma más culpables que los del propio conflicto. Me repugna que hayamos aprendido tan poco después de miles y miles de años maltratando la vida de este planeta. Me repugna que la vida de algunos valga tanto y los de otros valga una mierda. Me repugna que tenga que morir la gente por cuestiones territoriales sean del lugar de la Tierra que sea.
Gaza no va a dejar de tener ese papel en la Historia Mundial de la Infamia porque quienes compiten no dejan de ser infames, cargados de armas, odio y poco crédito en sus justificaciones. Las víctimas, la mayoría, no combaten. Quienes lo hacen no han pensado ni por un momento de verdad en ellos.
Pero ya digo, tan viciado está el debate que todos pretenden que te coloques a un lado u a otro. Yo solo veo gente muerta y nada por ganarse, y miro a un lado u otro con la misma tristeza e indignación porque aquí no hay buenos, únicamente sinrazón.
Y ahora pongan las etiquetas que prefieran.
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