sábado, 9 de enero de 2016

LOGSE AUDIOVISUAL (Página nº 3427)

Sí, lo confieso, vi la primera edición de Gran Hermano. Puede que llevado por la curiosidad de lo novedoso. Pero suficiente no solo para no volver a verlo en ninguna de sus fórmulas sino para dejar de ver Telecinco salvo, en algunos días, Pasapalabra, ese concurso entretenido en el que, sin embargo, dan el bote cuando y a quien quieren porque todo lo que toca Mediaset huele.

Leo en El País que para la última edición VIP, que ya es puro cachondeo calificar a estos especímenes de tales, califican al casting de ser el más estupefaciente de los vistos hasta el momento, aunque lo que ha trascendido es que aparece el Pequeño Nicolás a tres mil euros por día.

Uno puede respetar los gustos del público de la cadena pero no puedo impedir pensar que realmente no están dándoles el producto que piden sino el que, durante décadas, han ido fidelizando a partir de una programación cutre, barriobajera, ordinaria, arrabalera y zafia, y que ha terminado aterrizando en el chonismo de mesa-camilla.

Los gobiernos, también las audiencias, han ido premiando esta logse audiovisual con nuevos canales y una apuesta por la concentración de medios a cambio de no dar mucho la lata, sodomizar mentalmente a la inteligencia y adobar el morbo y el cotilleo para impedir que alguien se atreva a pensar cómo la idiotización campa a sus anchas.

No es que crea que la televisión tenga que ser divulgativa, educativa, didáctica, ni tan siquiera que deba transmitir solo valores positivos, pero entre lo que hace Telecinco y lo que debiera ser aspiración de una televisión comercial hay demasiado espacio, espacio cedido a la precariedad intelectual y moral, que a lo que se ve sale rentable.

Es lo que tenemos, del mamachicheo al chonismo han pasado veinticinco años. Parece mucho aunque no ha dejado de ser lo mismo aunque se le cambie la etiqueta.

Por fortuna cabe poder cambiar de canal. Ya lo hice hace mucho tiempo. No es que las alternativas lleguen a ser mucho mejores pero dónde va a parar.

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viernes, 8 de enero de 2016

SEGÚN QUIEN LO DIGA (Página nº 3426)

Hace tiempo que no nos importan las verdades, que filtramos en función de quienes las digan, como si lo verdaderamente importante fuera la autoría y no la verdad en sí. Hemos sucumbido a los prejuicios y por eso preferimos las etiquetas, creer que de algunos no puede venir nada bueno y que de otros todo es absolutamente estupendo. Llegados a ese punto solo faltaría posicionarse y luego filtrar desde ese posicionamiento, buscando una certeza que solo es una muestra más de la pereza por pensar, por analizar, por cuestionarse las cosas.

Sí, porque nos hemos vuelto vagos para el análisis, el razonamiento, la pausa para pensar. Es más sencillo ver la realidad en esta fórmula necia de atribuir las virtudes unívocas al grupo en el que nos sentimos próximos ideológicamente (y no hablo solo desde el punto de vista político) y en correspondencia focalizar todos los males a los grupos opuestos a esa forma nuestra de pensar. Es decir, someternos a una ortodoxia que, como primera consecuencia, nos autocensura para acomodar el pensamiento propio a la corriente que nos integra, y después nos sume en la galbana, la apatía, la holgazanería intelectual: ¡qué piensen ellos!

Cuando llegas a esa posición despersonalizada, iterativa, ya convertido en simple voceras de lo que debes pensar y decir, todos son el enemigo y las verdades, que siempre están repartidas, solo son válidas cuando provienen de los nuestros. En otro caso merecen desprecio, por más que objetivamente les pueda asistir toda la razón.

Viene esto al hilo del tuit de Cayetana Álvarez de Toledo y su posterior columna donde determina que son tontos cuantos no piensen como ella, en tanto que ni cuestiona la inteligencia o estupidez de quienes respaldan lo que dice. No es el único caso ni estamos exentos de ello todo el mundo pero sirve, por actual, como paradigma de esta forma de contemplar la vida, donde solo cabe alinearse, establecer los bandos y lanzarse a la descalificación indiscriminada.

Ella se ampara en una ironía que los tontos, ninguno de los múltiples tontos, han entendido. Cayetana, como su hija, tienen todo el derecho a que no les guste la Cabalgata de Reyes de Madrid, hasta puede que tengan toda la razón del mundo sobre los mandilones reales. Pero escribir en el twitter es una elección personal y creer que mientras ella le da un uso inteligente presupone que quien discrepe es solo un tonto que no lo sabe utilizar ya es otra cosa bien distinta porque entra en ese concepto de que la verdad. como la inteligencia, solo están de su lado y eso es pura pereza intelectual, algo alejado de la verdadera inteligencia. Claro que habrá tontos tras los comentarios, los críticos y los favorables, tontos que solo repiten las tonterías para sentirse integrados, pero también hay irónicos al otro lado, y gente que expresa sus verdades más importantes por lo que se dice que atendiendo a quienes las dicen. Y entender que la estupidez no solo está de un lado es la primera muestra de inteligencia que a Cayetana se le ha echado en falta.


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jueves, 7 de enero de 2016

CUANDO EL PROGRESO NO SIEMPRE LO ES (Página nº 3425)



La foto la han colgado en facebook, dentro del grupo "Daimiel en el recuerdo", y para los que ya vivíamos por aquellos días aquella edificación, que no era la primera de esas características en nuestra localidad, aquello era el progreso, ese que ya habíamos entrevisto en las televisiones, en las películas del cine, en las fotos de las revistas de la época. El progreso era, nos decían, vertical y Daimiel, en cuanto pudo, y puesto que carecía de un modelo de ciudad asumido, se lanzó en brazos de ese imaginario. Porque el progreso era, en teoría, un ideal perfecto, como si todo lo que significara y abarcara fuera indiscutiblemente positivo.

Hoy, tras caernos varias veces del caballo, sabemos que no., que en nombre del progreso hemos ganado muchas cosas pero, también, hemos perdido muchas otras sin que, necesariamente, el hueco de lo desvanecido haya sido mejorado o ni tan siquiera cubierto bien por lo sobrevenido. Y además las pérdidas no han sido exclusivamente materiales, se han disipado parte de ese patrimonio inmaterial que constituían la personalidad de un pueblo como Daimiel.

El progreso no era esto. Quizá pudiera ser simbolizado por un "rascacielos" local y en virtud de solo esa simbología imitativa nos creyéramos que no había otro camino y ya solo ambicionáramos eso. Para un chaval de doce o trece años aquella construcción también confundía esos valores, y más cuando en aquellos años la visitaba asiduamente porque en ella vivía mi compañero y amigo Emilio y pasar allí era como entrar en ese futuro formulado por escaleras y puertas de una colmena independiente. Pero hemos descubriendo que no, que el progreso no era una imagen, un perfil de ciudad abocada a lo especulativo, un modelo de vida entregado al consumismo y la exhibición, que el progreso debiera haber sido un proceso más sosegado, sensato, supervisado por el sentido común para no dejar en el camino buena parte de los valores que parecían no importar ya una mierda. Nos hubiera ido mejor que aquella inercia que desfiguró el paisaje urbano y amenazó liquidar el total del paisaje natural de nuestro entorno, pero que arrastró de paso un montón de valores inmateriales que salvaguardaban las relaciones sociales y el concepto más natural de convivencia.

Me encanta la foto, por supuesto, pero me sugiere nostalgia, cierta tristeza que otorga poder mirar hacia atrás y descubrir todo lo que no hicimos demasiado bien, creyendo que el progreso era el único camino cuando no siempre, en su integridad, es tal cosa sino, en ocasiones, conlleva también retrocesos y tristes errores.


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LA SENDA DE LOS "ÓLOGOS" (Página nº 3424)

He comenzado este 2016 con esa senda de los "ólogos" que tachonará parte del primer trimestre, en esa ITV personal que la edad, el sentido común y las circunstancias van trazando como necesaria. De unos años a esta parte he ido sumando "ólogos" (no todos los son) a mi lista y este año tocaba incorporar algún especialista más, como el coleccionista que cada temporada ha de incorporar alguna pieza nueva a su colección.

Lo digo con cierto tono de broma pero supongo que es ley de vida que te pases media vida ignorando su existencia, por aquello de que la salud responde y nada hace que los necesites, y otra media descubriendo que, si quieres estar en condiciones, has de recurrir a ellos, asistir a revisiones periódicas, someterte a pruebas y sentir que, de ese modo, estás en buenas condiciones.

Ya el año pasado escribía sobre esto de la salud y la edad en una entrada que titulé, aludiendo a una expresión de un amigo, "La puta viejez":

"La vida es eso, nos encamina a un espacio de mayor madurez personal robándonos la cartera de las facultades físicas que necesitaríamos para sacarle más disfrute a esa cualidad. Estoy seguro de que no nos costaría tanto envejecer si el cuerpo no se empeñara en boicotearnos cada dos por tres. Y es que lo verdaderamente complicado es poner en equilibrio lo que queremos con lo que podemos.

Esto me recuerda lo que en tono de humor también dice mi amigo, esa frase que se pone en boca de un jubilado y que hace un ruego divino:

"Dios mío, ya que me has quitado las fuerzas... también podías quitarme las ganas"."

El caso es que la vida transita por sus parámetros normales, que lo que sucede es que el cuerpo va advirtiéndonos de su desgaste y pide mimo, atención, pero en manos de los "ólogos", de esos especialistas que bucean en tus entrañas para asegurarse de que todo está como debe, y yo, que no tengo más agenda a la vista que mi propio trabajo y una boda a medio año, ya he tenido que dejar hueco para anotar unos cuantos nombres de "ólogos" que ya empiezan a parecerme casi de la familia.


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miércoles, 6 de enero de 2016

HABÍA UNA VEZ UN CIRCO...(Página nº 3423)

...al que ahora han sumado a los Reyes y a las Reinas Magas.

No nos engañemos, pese a la polémica de estos Reyes Magos madrileños o esas otras Reinas Magas valencianas, que cabalgan no a lomos de camellos sino de la polémica partidista y de la ideologización de la tradición navideña, lo de los Sus Majestades era ya un circo desde hace mucho tiempo con las numerosas ocurrencias de traerlos en tren, globo, barco, avión, bicicleta, quad, haciendo puenting, cayendo en paracaídas, aterrizando en ala delta, surfeando, sin otra motivación que buscar lo más llamativo, lo que capte la atención de los medios y el afán último de colocarse medallas por parte de los alcaldes de turno.

A pesar de mi entrada anterior, la de "Queridos Reyes Malos...", que a pesar de ir etiquetada como HUMOR algunos, por sus comentarios, se lo toaron totalmente en serio, yo en lo de esto de los Reyes Magos soy tradicionalista. Es decir, me gusta, tal como fue siempre, sin mortadelismos ni moderneces, sencillo y claro como suele aparecer en la mente de un niño, respetando su lógica particular, donde se da espacio a la duda y a la magia mientras dura la ilusión. Todo el adorno de más sobra, enrevesa, confunde, aturulla.

Ya sabemos que los políticos son propensos a eso, a aturullar, a complicar, a inmiscuirse más allá de su función para colocarnos sus ideologías, sus intencionalidades, sus complejos y sus ostentaciones. Les va el circo. Por eso ya no me escandaliza demasiado lo de Madrid o lo de Valencia, vengo escaldado de los muchos años de circo que los ayuntamientos de muchos puntos de España nos vienen sirviendo desde hace décadas.

martes, 5 de enero de 2016

QUERIDOS REYES MALOS...(Página nº 3422)


"Queridos Reyes Malos,

la presente carta es para echaros en cara que después de tantos y tantos años yo no veo la magia por ningún lado y, desprovista de ella, ¿en qué os quedáis?. Por eso he sustituido el "Magos" por "Malos" porque mantener el engaño dos milenios largos puede ser digno de reyes pero de reyes de la peor calaña.

Mira que me la pegasteis bien, que trataba de pasar las noches de Reyes sin dormir para pillaros dejándome los regalos y no había manera, lo que os daba crédito en eso de la magia. Al final caía rendido y al despertar allí estaba lo pedido...o no, que de esas también tengo alguna queja que afearos ahora que me he puesto a ello, porque las cartas eran claritas, detalladas, y no cabía alegar letra pequeña, mala vista o falta de existencias, que al vecino bien que le dejabais lo que a mí se me negaba.

Claro, hasta que mi amigo Loren me abrió los ojos y descubrí la trampa, Lo peor es que sabiendo que eran los padres y queriéndolos yo tanto cualquiera iba con la queja pues ya para entonces sabías que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible cuando la economía familiar marca las posibilidades, y así asumes que los padres del vecino si que pueden y encima te caen reguleros.

Pero lo peor de esta mentira es que la vamos pasando de padres a hijos, que ya es una actitud casi irresponsable, como si nos fuéramos vengando de la ingenuidad infantil retorciendo el cuento de que Sus Majestades les traerán lo que pidan a cuento de portarse bien. ¿Sus Majestades?, ¡y una leche!, que hay que ver las piruetas que padres y madres deben hacer cada año, las idas y vueltas buscando lo anhelado por sus lebreles, el teatrillo que acompaña todo ese tinglado para que el mérito se lo lleven tres individuos que ni me conocen.

Con lo fácil que sería que existiesen y nos aliviaran de tal carga, total para un día al año que tendrían que trabajar y ya sin largos viajes a lomos de camello vistos los avances en vehículos y comunicaciones que tenemos. Yo incluso les pediría algo de poco volumen y peso, mira si soy facilón, con salud ya me daba con un canto en los dientes, dicho esto simbólicamente que salud y dientes rotos no hacen buena armonía.

Pero no, ahí siguen, montados en la mentira, asomando tras mil disfraces en cabalgatas a cuenta del dinero público para que sus empleados, padres y madres, todos sin dar de alta, les hagamos el trabajo ya no cobrando en negro, que ni eso, sino por la patilla.

La verdad, que para eso mejor que hagamos el día de los Padres y Madres obsequiosos y dejemos a estos tres allí, en su Oriente. Eso sí sería magia.

Hasta nunca."

 

lunes, 4 de enero de 2016

PERO, ¿SERVIRÍA DE ALGO? (Página nº 3421)


Una de las opciones sería repetir las Elecciones Generales en abril o mayo pero...¿serviría de algo?

Me temo que de muy poco.

Según esos sondeos que ya se han hecho en previsión de la posible convocatoria parece probable que el PP y Podemos mejorasen algo sus resultados, que el PSOE quedara más o menos igual que ahora y que Ciudadanos perdiera escaños, todo en función de ese voto útil que pudiera modificar el voto de algunos miles de personas, lo que traducido a posible gobernabidad nos llevaría a "pi menos erre", es decir, a una situación tan precaria como la actual y en la que de nuevo la "solución" pasaría por ese "gran pacto de estado" que ahora no termina de salir. Es decir, meses perdidos para estar en el mismo punto.

Quien lee este blog sabe que he sido muy crítico con el gobierno del PP y su mayoría absoluta pésimamente empleada, y que ni por asomo quisiera algo semejante, pero visto lo visto las soluciones pasan por dejarles gobernar en precario, desmontando parte de las medidas labradas con aquella insultante mayoría absoluta, o un gran pacto de centro-derecha (PP-Ciudadanos-PSOE) condicionada, de igual modo, a desmontar buena parte de las leyes aprobadas en la pasada legislatura con un "dinamitado" controlada a partir de propuestas reales de consenso y diálogo entre los tres grupos del pacto, porque solo eso evitaría el desgaste socialista de cara al electorado.

¿Y el gran pacto de izquierdas? Eso es un "bluf", inviable, un batiburrillo forzado de muy diversos intereses que saltaría por los aires a la mínima, aún más cuando el partido mayoritario, el PSOE, no deja de ser una jaula de grillos con enfrentados intereses y el segundo, PODEMOS, tiene que jugar a la impostura para contentar a todos sus socios.

El pacto, ahora, lo dificultan dos cosas: Rajoy y su posición inmovilista y la postura de un PSOE jugando a Jeckill y Hyde. Y eso a pesar de que todas las presiones económicas y desde Europa patrocinan el acuerdo porque son los más interesados en que salga adelante.

Los ciudadanos, claro, perderemos como siempre porque sabemos que IBEX-35 y Europa marcan el camino desde sus amenazas de inestabilidad pero tienen a los ciudadanos en segundo o tercer lugar porque, como siempre se ha demostrado, somos para ellos solo números y ni tan siquiera los números importantes. Y dado que más tarde que pronto habrá pacto la verdad es que casi será mejor tragarse el mochuelo lo antes posible, que lleguen al acuerdo ya y nos ahorren el bochorno de repudiarse para terminar en beso de tornillo y apareamiento por interés y esperar que el futuro sea mejor para la gente común.


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domingo, 3 de enero de 2016

LA VOLUNTAD Y LA "FE", ASÍ, ENTRE COMILLAS (Página nº 3420)

Cuando escucho la frase de que "la fe mueve montañas" me da la sensación de que, fuera de lo que escape a la propia voluntad del individuo lo colocamos en el umbral de lo divino, de lo otorgado bien por alguna deidad o por la fortuna. Evidentemente cada cual puede esperar lo que quiera pero me temo que para muchos encomendarse a esa fe es, en parte, una renuncia a su propia voluntad y por lo tanto uno de esos engaños que nos hacemos para no poner de nuestra parte todo lo necesario.

No digo, no soy quien para hacerlo, que muchas cosas puedan escapar a nuestra voluntad y puedan depender de otras circunstancias que no controlamos, lo que sí afirmo es que la voluntad es el arma más poderosa con la que cuentan las personas para conseguir sus objetivos, siempre que estos sean asequibles, posibles, al alcance de nuestras propias posibilidades, y que sin embargo, y lo dice alguien como yo no especialmente voluntarioso a mi pesar, siempre veo que muchas personas, antes de poner toda la carne en el asador, dar de sí todo lo que podría arrancar su voluntad, prefieren encomendarse a ese tipo de fe que es como pasarle el mochuelo a algo a alguien para que resuelva lo que podríamos hacer por nosotros mismos.

Por supuesto que hay cosas que escapan a esa voluntad y ahí puedo entender que apelemos a encomendarnos a esa otra voluntad, la divina, que pudiera estar por encima de las capacidades humanas, como puede suceder con personas con situaciones de enfermedad irreversibles o de enorme gravedad, o situaciones desesperadas cuya solución pareciera depender casi de una acción milagrosa. No negaré yo a nadie e valor de su creencia y de su fe inquebrantable. Lo que sí señalo es que ese umbral no siempre se alcanza, que muchas de esas peticiones que elevamos a cualquier tipo de divinidad, según las culturas y religiones diversas, exigirían de sus autores mucho más de su parte porque buscan acomodo en algo que, indudablemente, depende mucho o todo de su propia voluntad. Yo he visto gente rezar, poner velas, para que sus hijos aprueben exámenes, para dejar de fumar, para que les resuelvan situaciones que tienen su origen y solución en un acto de voluntad completamente humana pero que se prefiere delegar, como si las deidades estuvieran para esa morralla petitoria.

No, yo creo que "la voluntad mueve montañas" y he conocido gente con una voluntad insuperable que me ha ido mostrando lo que alguien puede conseguir si, de verdad, explota todos sus recursos y capacidades. Pero también, y más frecuente, gente que renuncia a sus objetivos porque no es capaz de someter su voluntad a la consecución de estos y prefiere culpar a los demás, a la suerte, a las condiciones o a lo que le venga bien en cualquier momento para excusarse y que, llegado el caso, tira de fe para tapar sus verdaderas responsabilidades.

Insisto, de lo que he vivido me da para tener la certeza de que la voluntad es el arma más poderosa con la que contamos para desarrollar nuestras cualidades y la fe, entendida para esos casos que verdaderamente dependen de nuestra propia voluntad y no queremos reconocer, es una mala subcontrata que solo el azar podría hacer buena, y no suele ser el caso.

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