PSOE y CIU han decidido, con sus votos, que nos jubilemos, de momento, a los 67 años, salvo que seas prejubilado de entidad bancaria, telefónica o eléctrica, que entonces con 55 vas que chutas. Y digo de momento porque vista la sumisión y la escasa protesta social hasta recogemos firmas para que la eleven a los 70 años.
Y es que nos han convencido, parece, de que con todo el dinero que se han fundido las administraciones en nuestro supuesto bienestar ahora hay que pagarlo con más trabajo y menos pensión, lo cual me lleva a que ni nosotros decidimos sobre el exceso de bienestar que nos quisieron dar endeudándose hasta el extremo ni vamos a decidir sobre la necesidad real de prolongar la vida laboral para que ellos sigan decidiendo cómo se gastan los dineros públicos habidos y futuros y sin temor a seguir endeudándose.
Los jubilados se han convertido, así, en grupo a extinguir. Hasta se les acusa de poner en peligro el sistema de pensiones por jubilarse pronto y vivir mucho cuando han trabajado muchos de ellos cuarenta o cincuenta años, y pienso en mi padre, mi suegro, alguno de mis cuñados, todos ellos laborando como cabrones para que le incompetencia de los gestores políticos vayan poniendo en peligro el derecho a una pensión merecida.
Lo siento, es que creo que el problema, como siempre, está en ellos.
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