Como el Diario Improbable es una especie de hemeroteca muy particular hoy, mientras preparaba la versión revisitada que sigue colgada en los cuadernos ciudadanos y que recoge algunas de las páginas escritas hace uno, dos, tres o cuatro años, me he encontrado con un texto que escribí hace cuatro años y en el que se recogían las palabras de José Díaz del Campo en daimiel.org, antigua página municipal, justificando el sueldo de los liberados. ¡Curioso!, apelaba a la dignidad para ponerse el sueldo que se había fijado para él y sus concejales. ¡Dignidad!, menudo palabro, y claro, le resutó fácil poner precio a su dignidad y a la de Cristina Fernández de Simón y Miguel Ángel Escuderos. Ah, y la media-dignidad, es broma, de Marisa García Bartall.
Por cierto, que en aquellas declaraciones afirmaba que Leopoldo Sierra no era el más apropiado para criticar los sueldos del alcalde y los concejales por ser un trabajador público (¿¿¿???) como si cobrar del Estado fuera un pecado o restase dignidad. En concreto dijo:
"En lo que respecta a las liberaciones, el primer edil, reseñaba que “la política hay que dignificarla, y las personas que se dedican a la política se dedican en cuerpo y alma a los intereses de la sociedad daimieleña”, añadiendo que no aceptará en ningún momento las recomendaciones morales del portavoz del Partido Popular. Una persona, según decía, que al ser trabajador público, “no es el más apropiado para criticar los sueldos del alcalde o concejales”."
Enlace: (http://daimiel.cuadernosciudadanos.net/totem/2007/07/17/que-me-lo-expliquen-hoja-del-diario-n-192/)
Pues bien, en cuatro años hemos pasado de la dignidad al estilo de vida, se supone que digno, para justificar unas cantidades por las que desarrollar la actividad política en Daimiel, tal como se ve en el vídeo recomendado ayer en un comentario y que, para quien no ñlo haya visto, colocaré aquí. Como ya comenté el tema en una de las primeras páginas (Buscar a la izquierda en el índice de Temas la palabra Sueldos) no me extenderé, pero lo que quiero destacar es que el argumentario, al final, tiene pocas diferencias y son perfectamente desmontables: Ni la dignidad ni el estilo de vida justifican la fijación de cantidades y unos y otros se parecen como dos gotas de agua porque tras la dignidad y el estilo de vida ambos recurrieron a continuación al sacrificio personal.
Vídeo. (También lo podéis ver en el cuaderno ciudadano de su autor:http://daimiel.cuadernosciudadanos.net/ediles/2011/07/16/sueldo-ediles/):
Vuelvo a decir que el sueldo y el número de liberados debiera estar fijado en función del tamaño de la localidad por ley y no dejarlo al albur de supuestas dignidades o estilos de vida que son criterios subjetivos y caprichosos. E insisto, "igualicos, igualicos" son, no nos engañemos.
No basta meter a todos en el mismo saco para quedarse tranquilo. Los otros, que ya a nada tienen derecho y por algo será, se cambiaron, a lo mejor fue por su poca productividad con respecto a sus emolumentos. Se cambiaron, repito para que nada de esto y de otras cosas pasaran. Y no solo incurren en lo mismo sino que suman al error varias cifras. No me valen comparaciones, si los otros lo hicieron mal estos ya tenían el experimento hecho para no incurrir en un mal peor. Por lo que oigo por el pueblo, todo el mundo esta indignado por el agravio comparativo que suponen esos sueldos con lo que esta cayendo.
ResponderEliminar¡Y dale! Que no se trata de justificar a unos con lo que hicieron otros sino de hallar paralelismos, de notificar que incurren en semejantes argumentos vanos cuando tratan de justificar ante los otros grupos municipales y ante los ciudadanos sus decisiones, en ese caso en torno a los sueldos.
ResponderEliminarMe temo que mi diferencia contigo estriba en que yo tampoco espero que ahora sean muy diferentes a como fueron sus antecesores y, por tanto, tengo escasa esperanza en que superen errores pasados.
Como digo no se tata de buscar justificaciones, como pareces achacarme, sino de establecer evidencias de su paralelismo. Y evidentemente mientras estén en esa línea mereceran todo reproche.