CORRUPTÓPOLIS: ELLOS SÍ PERO UNA SOCIEDAD CONSENTIDORA TAMBIÉN (Página nº 1590)

Uno puede entender perfectamente la simpatía por unas siglas o la militancia en un partido, puede entender que comulgue con su forma de ver la realidad y comparta su programa político, puedo comprender que incluso acepten como medidas necesarias y únicas posibles las tomadas aunque no incluidas en el programa electoral. Es más, puedo aceptar que incluso no siendo así se prefieran esas opciones a las que representan el resto de partidos del espectro político. Total, aunque se pueda estar de acuerdo con ello o no, cada cual es muy libre de posicionarse en la forma que le de la gana y defender a unos sobre los demás. Ahora bien, lo que es inaceptable es que se pueda defender algo como la corrupción justificando que también se da en otros partidos y esto ya toca a la integridad, la honradez y la honestidad de las personas capaces de asumir algo como normal y justificable porque esté generalizado.

Digo esto porque la historia de todos los partidos que han tocado pelo al poder está marcada por casos de corrupción, todos, en grados que pueden discutirse y que afectan a escalas más básicas o a las cúpulas de esos partidos. Y generalmente desde esos partidos se suele seguir la estrategia de negar primero, sorprenderse después, desvincularse de los afectados, intentar que presente su dimisión mientras declarada su inocencia y expresa que el partido nada tiene que ver, plantear su expulsión si no toca a dirigentes pata negra mostrándolo como una reacción que no hacen los demás partidos , presentarlo como un hecho aislado, etc.. mientras que por lo bajo se trata de obstaculizar a la justicia, tirar de los mecanismos de poder y de los medios afines para minimizar el impacto y pensar sobre todo en cómo conseguir que no les hagan perder votos. Todos los partidos siguen ese abc a cada caso.

Pero ¿y los ciudadanos?, ¿acaso no son culpables desde su simpatía política no exigiendo transparencia, explicaciones, decisiones drásticas contra esa corrupción interna, a los partidos que respaldan?, ¿es que no se sienten responsables cuando a lo más que llegan es a decir que en todos sitios cuecen habas?, ¿es que no favorecen la propia corrupción con una actitud tan condescendiente y pacata?

Ahora es Bárcenas o Gürtell, o Pallerols, y antes Casinos, o Filesa, o..., por hablar de corrupciones que se vinculan a financiaciones ilegales de los partidos. Nada cambia porque los partidos nunca han hecho verdaderos esfuerzos para combatir la corrupción interna ni favorecer políticas reales y eficaces contra las corrupciones en general. Y la sociedad se indigna un ratito, se le lena la boca de chorizos y luego permite que nada cambie.

Hace un par de días alguien escribía con ácido humor: Ya sabemos el recorrido que va a tener el caso Bárcenas, juicio, condena, indulto y trabajo en Telefónica. Nunca tan pocas palabras resumieron el sentir general ante otro más de los casos de corrupción política. No va a pasar nada al final, ya están ellos para conseguirlo y los ciudadanos, la mayoría, aborregados para consentirlo.

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