Las democracias, a nivel de formulación, suenan muy bien. Son como los príncipes azules, parecen tenerlo todo para conquistarnos, se adornan con cualidades extraordinarias que aventuran seducirnos con su mundo feliz. Pero las democracias destiñen, como los príncipes azules, y van dejando su rastro de decepción, de herrumbre, porque no parecen corresponderse finalmente a lo esperado y alimentan el desencanto y la desafección.
Puede que hayamos puesto demasiados esperanzas en la democracia, que la hayamos divinizado sin acertar a comprender que el sistema, como tal, es sólo un modelo teórico sometido a la acción de las personas que la organizan y dirigen, de los ciudadanos, y que ahí precisamente estriba el factor que desencadena su parcial fracaso. Porque sí, lo que erosiona ese concepto teórico irreprochable es su paso a la realidad de la condición humana que no parece creer en temas como la igualdad de derechos, la justicia social, y por eso no trata de la misma forma a unos y otros. Y es que la democracia no es un fin en si misma sino un instrumento y por eso, careciéndose de esa convicción de que es el objetivo y no el vehículo, el poder y el dinero se imponen como elementos distorsionadores.
Por eso me ha gustado mucho la viñeta de hoy firmada por Malagón, en lainformación.com, porque retrata las prioridades de esta democracia minusválida, insuficiente, sucedánea, donde la ciudadanía siempre juega un papel residual:
Nunca fuimos iguales porque nunca se apostó por esa igualdad real. Reconocemos los derechos formulados pero observamos como no se cumplen ni existe una voluntad indubitada de pelear por ellos. Manda el dinero, impone sus condiciones, marca el paso y relega a las personas. Y así la democracia es cojonuda para algunos pero deja bastante que desear para muchos otros. Como dice Malagón, a unos se les propone y a otros se les impone.
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Muchas veces, sobre todo en los países occidentales cometemos el grave error de confundir los errores del capitalismo brutal con errores de la democracia. No nos falla el disco duro sino el sistema operativo.
ResponderEliminarAunque si es cierto que se nos llena la boca con la democracia y luego nos gobiernan a base de decretazos que no venían en los programas electorales (reforma laboral/reforma constitucional). Cuando se habla de dar mas voz al pueblo con presupuestos participativos o referendums en temas de importancia capital hay un sector amplio que no quiere esa democracia, prefiere la democracia del cheque en blanco y fichar en lugar de votar.
En el último ajuste que hizo Papandreu, intentó hacer un referéndum para ver si le parecía bien al pueblo griego. Inmediatamente FMI, Bruselas, Merkel, Satanas, Sauron, Sarkozy y Voldemort se pusieron en contra diciendo que las confianza del mercado caería al hacer el referéndum. No somos dueños de nuestro destino, tenemos que recuperar nuestra soberanía que nos ha sido arrebatada.
http://itineraricritic.net/-...
ResponderEliminarMirar este video, es curioso curioso....
No, es bastante interesante y certero.
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