lunes, 23 de enero de 2012

¡COMO PARA ESTROPEAR EL ASFALTO! (Página nº 677)

Hubo una época en la que las carreteras daimieleñas estaban infernales pero asomaba, entre aquella hecatombe, apenas un centenar de metros del llamado "firme especial" que cuidaban con esmero y dedicación los peones camineros. Para los carros y caballerías aquel trecho debía presentarse como un paraiso prodigioso en el que los botes, baches y trantranes desaparecieran milagrosamente.

Sin embargo nada de eso había y por lo que cuenta la crónica de Lanza en aquel año 1955 aquel centenar de metros debió convertirse en un infierno insoportable de cuyo recuerdo difícilmente se podrían olvidar viendo como en él perdían humor y fortuna los agricultores por mor de las atribuciones y celo de los tales peones camineros.

Y es que tal era el ahínco protector de estos con su "firme especial" que fiscalizaban con saña cualquier vehículo que se atreviera a entrar en aquel hectómetro casi inviolable. Y si no vean la propia crónica de lo que sucedía en Daimiel en aquella campaña de vendimia del 55:




(Pinchar sobre la imagen para ver a mayor tamaño)
Como puede leerse en la noticia no se andaban con chiquitas los peones camineros en sus denuncias, y aquellas mil pesetas de multa, "aproximadamente la mitad de la cuantía del fruto transportado", eran castigo excesivo para quienes osaban atravesar aquel trecho de firme para llegar a las bodegas y depositar allí el fruto de su duro trabajo.

¡Como para estropear el asfalto!

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