jueves, 26 de enero de 2012

AQUELLOS BARROS (Página nº 686)

En 1970 el diario Lanza relataba la visita del Delegado Provincial de Sindicatos, el señor Ansuátegui Gárate, recorrió acompañado los parajes de Griñon y Molemocho para comprobar las obras que realizaba el Grupo Sindical de Colonización nº 6817, presidido por el nefando Marqués de Perinat, en el cauce del Guadiana por el término de Daimiel. Lo más curioso, el subtítulo de la noticia:

"Recorrieron la zona del Guadiana, cuyas márgenes se están saneando"

¿Saneando?¿Habrá palabra utilizada más inconvenientemente para describir la destrucción de un entorno y el estrangulamiento de un río?¿Será posible encontrar otro término menos adecuado para entender lo que se comenzó a hacer con el pobre Guadiana y cuyo rastro actual no es el de saneamiento sino el de desastre mediambiental sin precedentes en nuestro país?

El objetivo, como decía la noticia, era "desecar los márgenes del Guadiana" y así "liberar 28.000 hectáreas de encharcamiento para poder hacer cultivo intensivo de toda clase de productos agrícolas ya que la tierra que linda el Guadiana es de primerísima clase", y eso sí, con una foto fantástica de las excavadoras destruyendo ese espacio singular.






¿Desecar los márgenes? No, desecar el Guadiana para aprovechar no sólo los márgenes sino el propio cauce natural.

¿Liberar hectáreas de encharcamiento? Si se encharcaban era porque pertenecían al río.

¿Cultivo intensivo y de toda clase de productos agrícolas? Todo un desprecio a la sostenibilidad y vía libre para expoliar los recursos naturales de superficie y subsuelo.

¿La tierra que linda al Guadiana? ¡Por diós, el propio Guadiana, que las tierras que lindaban ya eran cultivadas anteriormente y lo que hicieron fue apropiarse del cauce mismo!

Sí, era el 70, no hace tanto tiempo. Su huella, la de la maquinaria pesada, es ya imborrable, y el balance a corto plazo puede que a algunos les haya sido rentable pero a medio y largo plazo resultará catastrófico.




De aquellos barros...




...estos lodos!

*

5 comentarios:

  1. Hace unas semanas estuve en Zuacorta, haciendo fotografías que luego utilicé en mi blog cuando me referí a los molinos hidráulicos.
    Durante el paseo pude conversar con una persona que había sido pescador en esa zona del río; me contó que cuando comenzaron esas obras recogió algunas firmas de vecinos que tenían interés en que aquel disparate no se llevase a cabo; se presentó en el cuartel de la guardia civil con su queja y un mando, que tenía otros intereses con el río, le dijo que volviese por donde había venido y se andase con cuidado con lo que estaba haciendo.
    Así lo dejo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Al fin y al cabo aquello se debió vender como la Jauja daimieleña. Un paralelismo sería el Aeropuerto o el Reino de Don Quijote en la última década, donde se vaticinaban miles de puestos de trabajo directos e indirectos y millones y millones de beneficios para todos. Oponerse en aquella época debió der un acto incomprendido y de cierto heroismo personal porque todos los poderes creyeron la mentira de esa Jauja o, al menos, pretendieron rentabilizarla todo lo posible y la situación política no iba a permitir semejantes indisciplinas.

    ResponderEliminar
  3. Estoy de acuerdo en que oponerse en aquella época no tuvo que ser fácil. Sólo algún "visionario" lo pudo hacer. Pero ¿y qué me decís de los que se siguen oponiendo ahora?. ¡Cuántos daimieleños siguen pensando que eso está bien desecado y yermo!.

    Qué pena de mi tierra manchega...

    ResponderEliminar
  4. Pero tampoco olvidemos que la proliferacion de pozos y pivots tuvo mucho que ver en la desaparicion de los ojos. No quiero decir que la barbaridad que se hizo estuviera bien pero el Guadiana creo habria desaparecido aun sin aquellas obras...esperemos que la Naturaleza resurga y recupere este rio único.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que seguramente una cosa llevó a la otra porque esa colonización buscaba, como dice la noticia, cultivos intensivos de toda clase de productos agrícolas y eso conllevaba, junto a la riqueza del acuífero, volvarse en un tipo de explotación basada en la abundancia de agua.

      Eliminar