Ramón Jaúregui, ministro de la Presidencia, ha declarado, tras ver como la abstención de IU ha propiciado la pérdida del poder socialista en Extremadura, que "IU no ha respondido a la lógica del electorado" y se ha mostrado triste y decepcionado. Y uno se pregunta, llegados a este punto, ¿cuál es la lógica del electorado?
La pregunta, de ser contestada con simplicidad, sería que IU tendría la obligación moral de respaldar siempre al PSOE porque sí y que no debe ser otra su función. Entre los defensores de esta idea un simple, Cayo Lara, que no entiende que esa subordinación les resta votos y les arroja a una marginalidad cada vez mayor, y los interesados, Jaureguí y compañía, acostumbrados a la muleta de IU cuando la precisan aunque después la suelan arrojar a un rincón de olvido.
Pero si analizamos con un poco más de perspectivas existen dos ideas que prevalecen también. La primera de ellas es que en ningún sitio dice que quienes votan a IU contemplan como alternativa de izquierdas al PSOE y si les interesase un gobierno de izquierdas, según el concepto de izqierdas que desprenden los socialistas, votarían a estos y no a la formación rojiverde. La segunda, que si la opción es un gobierno de izquierdas lo único que necesitaría el PSOE extremeño es votar como presidente al candidato de IU, cosa que tampoco han hecho, y que hubiera respondido también a esa supuesta lógica del electorado.
Es verdad que el beneficiado es el PP, que gobernará en minoría, y que algunos votantes de IU entenderán con desagrado, pero parece que han decidido plantarse para no ser el objeto utilitario de los intereses socialistas que, no nos engañemos, ha combatido siempre a IU fomentando la escisión, la fragmentación, asimilando a sus siglas corrientes como Nueva Izquierda, entre otras, intentando convertir en residual a ese partido a su izquierda. Y además de eso casi les ha exigido lealtad cuando sus votos no les eran suficientes a pesar del ninguneo.
En el caso de Extremadura, según contaba la prensa estos días, estaba el recuerdo de acuerdos burlados en otras épocas por Rodríguez Ibarra, la cicatriz evidente que ahora no les deja olvidar lo que ellos consideraron traición de los socialistas.
La lógica electoral es la de los votos que recibe cada partido, no la de los pactos posteriores que responden a la voluntad de los dirigentes y que trazan acuerdos a su conveniencia, sin detenerse en la diferencia ideológica. ¿O es que los pactos del PSOE con CIU o PNV son con fuerzas de izquierdas?, ¿responden estos a la lógica electoral? ¡Claro que no!
No soy yo nadie para decir que IU de Extremadura se ha equivocado, posiblemente muchos lo crean, pero puede que hayan entendido que entre ese error y el error de respaldar al PSOE aquel les fuera más asumible.
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