Acabo de leer esta Carta al Director en la edición digital de El País:
"Ahora ya no hay disculpa posible, hace tiempo que se acabó la coartada, pero el daño que se causa al ciudadano continúa con la connivencia de las autoridades. El canon que se nos cobra indebidamente a la compra de soportes informáticos para uso privado no puede ser legal. Mis fotografías, mis documentos o la música que yo compongo, y como los míos los de todos los demás, no pueden estar obligados a pagar nada a una sociedad absolutamente ajena. La SGAE no tiene nada que ver en nuestras vidas y su música es como el humo de los coches: está ahí sin poder evitarla. La diferencia es que del humo aún no ha pretendido nadie cobrarnos los derechos de autor.
Nos están llamando piratas a todos y ni se ponen colorados. Los corsarios, a diferencia de los piratas, contaban con el respaldo de los Estados, y en este caso la SGAE nos está "abordando" a todos con su patente de corso."
La firma, desde Sama de Langreo (Asturias) Claudio Rondo y me parece muy acertada.
Incluso en El Confidencial.com se cuenta hoy que la ministra de Cultura introdujo a gente de la SGAE en altos cargos de su ministerio para el control de las entidades de gestión de derechos de autor y eso podría explicar, en parte, la falta real de control sobre los manejos de la SGAE y ahondar en ese concepto corsario, piratas al servicio del poder, que les otorga el autor de la Carta al Director más arriba transcrita. (http://www.elconfidencial.com/en-exclusiva/2011/sinde-encargo-lobbista-control-entidades-gestion-20110708-81132.html)
Porque estamos ante un asunto de enorme gravedad, la gestión privada de un tributo público que, como ya hemos repetido, cobra indiscriminadamente por lo que podamos hacer, nos otorga culpabilidad pirata a todo quisque y premia a sus corsarios con puestos en su organigrama ministerial. La Audiencia Nacional y la Unión Europea ya han advertido de su ilegalidad sin que el ministerio cumpla la sentencia judicial ni corrija según la indicación de la UE,respectivamente, y ahora que pillados en renuncio todos, incluida la ministra, cogen distancia, como si se enteraran por primera vez, incluso esbozando que sería necesario revisar el injusto canon. Y es que esta reina de los mares no quiere que se le vea como la capitán corsaria que muy posiblemente es.
Añado una viñeta de Eneko, en 20minutos.es, publicada anteayer:
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