¿Y EL ÁRBITRO COMPRADO? (Página nº 702)

Entre la realidad que exponen los regantes para reclamar mayores cupos de agua para el riego y la que exponen los ecologistas sobre la necesidad de políticas restrictivas y sostenibles en el uso del agua de los acuíferos hay una diferencia necesitada de arbitraje. El problema es que viendo la posición y declaraciones de algunos de los posibles "trencillas" se diría que el árbitro ya se ha decantado, de inicio, por quienes nunca encuentran fin a sus demandas de agua y sobreexplotados los acuíferos ni tan siquiera la opción de verlos recuperados eventualmente les detiene porque tienen escasa memoria y poca visión global. Y si no veamos como la daimielización se extiende desde hace años a Doñana, ahora sucumbiendo a la fresa cada vez más expansiva y esquilmadora de los recursos del subsuelo.

Pero lejos de la responsabilidad última de esos regantes está la responsabilidad primerísima de los gestores del agua, los que siempre, indefectiblemente, han fallado permitiendo usos abusivos, proliferación de pozos ilegales cuya única solución para ellos termina siendo la legalización y el impulso de nuevas perforaciones al margen de la ley. No nos engañemos, el grueso de los errores proviene de decisiones políticas nunca penalizadas y que tienen un largo historial de "cadáveres" a sus espaldas como este Guadiana de nuestros pecados.

Y la cosa no parece tener enmienda porque, ya digo, el arbitraje deja ver su parcialidad, su intención de perpetuar los desmanes y optar por esa riqueza a corto plazo que termina transformándose en una pobreza futura sobre la que se sienten al margen e impunes.