Me cuentan que tras varios incidentes con la sustración de extintores, vaciado de sus contenidos, roturas de cristales, etc... tanto la Policía Local como la Guardia Civil pillaron, por separado y en días distintos, a un grupo de adultos con las manos en la masa y algún envase en su poder. Las denuncias, al menos algunas de ellas, puestas ya, esperan prosperar para que la acción de estos indeseables no quede impune. Y aunque nada se sabe públicamente de esas identificaciones lo cierto es que los agentes de uno y otro cuerpo parecen haber hecho bien su trabajo.
Nunca he sido especial defensor de la labor de unos y otros, incluso en ocasiones me he mostrado crítico con los poco aparentes resultados de sus indagaciones, pero quizá esta vez merezca la pena resaltar que saben hacer las cosas en muchas ocasiones aunque, es posible que, como nosotros, sientan la impotencia de comprobar de lo poco que parece valer su diligencia.
Digo esto porque puede ocurrir que identificados y todo, con evidencias más que suficientes, esa sustración de extintores, con rotura de cristales y daños en la vía pública sea despachado judicialmente con una pequeña multa que nunca conoceremos, o ni tan siquiera, porque vivimos en una sociedad que ni tiene claro que han de penalizarse adecuadamente las conductas que van contra los demás en la forma que no se reiteren. Y que estos cipotes entregados al vandalismo han de pagar el fruto de sus comportamientos de modo que entiendan su gravedad.
Pero no, podemos esperar poco, pagarán las aseguradoras, los ciudadanos apechugarán con su idefensión y se les juzgará benevolentemente como si se tratase de una pequeña travesura pueril.
Y no es que piense yo en castigos desorbitados de ningún tipo pero es que vamos teniendo hecha la piel a que se vayan de rositas, crecidos e incapaces de reconocer su responsabilidad en el daño producido, una forma más de otorgar impunidad incomprensible que molesta sobremanera a quienes se esfuerzan, cada día, en cumplir en cualquier caso y que ven que su empeño apenas tiene recompensa cuando venializamos el vandalismo de esa gentuza insolidaria y ruín y luego observamos que su comportamiento no tiene demasiadas consecuencias judiciales para disuadirles de reincidir en él.
Y seguramente, Policía Local o Guardia Civil, quedarán estigmatizados pareciendo que nuevamente no han querido involucrarse cuando, tal vez, sean quienes más dolidos se sientan viendo como su trabajo no se ve recompensado con la justicia de un castigo adecuado.
*
Por similitud y analogia hacia el puesto que ocupa el que escribe esta nota, se puede decir que tampoco se ve que los alumnos y alumnas salgan muy preparados de los colegios, y a los resultados me remito de los estudiantes, pero no por ello se ha de dudar de la labor que realizan los que se dedican a la docencia, pero no por ello se pone en duda la dedicacion y empeño con que realizan su labor con los alumnos
ResponderEliminarEs un buen paralelismo y donde se dan problemas endógenos como malas legislaciones que mediatizan mejores resultados y exógenas, como el poco prestigio social que les acompañan a ambos.
ResponderEliminarPor eso quería resaltar que no todo es lo que parece y que hay una tarea a veces poco visible pero eficiente.