viernes, 11 de noviembre de 2011

ASALTOS Y MIEDO (Página nº 435)

Me cuenta mi madre que a una persona muy conocida por nosotros la asaltaron el pasado lunes cuando se dirigía al cementerio por el camino de los tanatorios. Tres despreciables individuos, con el rostro cubierto, se abalanzaron sobre esta mujer mayor derribándola para arrebatarle el bolso y, mientras la retenían en el suelo, fueron revisándolo y sustrayendo lo que les interesaba, algo de dinero, un telefóno móvil y no sé si algo más. Después la abandonaron allí, herida, humillada, asustada, hasta que alguien la vió y acudió en su auxilio.

Mi madre, mujer ya de avanzada edad, me transmitía su indignacio pero, más importante, el miedo que ha ido asimilando con el conocimiento de hechos parecidos que vienen sucediéndose en Daimiel, como supongo que en otros muchos sitios, y que toma a las personas más vulnerables por víctimas.

Pero lo peor es que no es su miedo individual sino otro peor, colectivo, el que me transmite al contarme la preocupación que esto está generando entre las personas entre las que se desenvuelve y que comparten esa inquietud.

Son hechos que suceden, incluso, con más profusión de la que nos gustaría reconocer, situaciones que no parecen trascender pero que someten a estas personas mayores, como mi madre, a un temor que no merecen ni han buscado. Y aunque no dudo de que Policía Local y Guardia Civil estén haciendo lo posible para evitarlo no podemos engañarnos creyendo que son cuatro casos aislados porque entonces convertimos en una lotería perversa el ser la víctima siguiente.

>^^<

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