No soy antimilitarista. Los ejércitos tienen su función y bien gestionados ni me molestan ni me incomodan, pero llevo peor lo de los alardes en tiempos de crisis y aunque leo que desde el 2008 para aca se han reducido significativamente los gastos para realizar el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, restringiendo el número de participantes y recursos, lo cierto es que sigue teniendo un coste bastante gravoso como para plantearse si de verdad es imprescindible tal acto institucional.
Por otro lado leo en otro periócico que Durao Barroso se había reunido con ocho presidentes autonómicos en Bruselas para contarles lo que ya sabían perfectamente y pedirles un esfuerzo de contención. Lo llamativo es que cada uno desplazaba a la reunión un séquito grandioso que sumaban 56 personas, destacando el presidente de Baleares con 13 y donde se incluían periodistas de cabecera para garantizarse el consiguiente efecto mediático. ¿Alguien puede pensar que eran necesarios?, ¿alguien puede creer que estos tipos abanderarán la contención mientras siguen disparando con pólvora del rey en un gasto que tampoco parece imprescindible?
Podría enumerar otros asuntos de los últimos días como el despliegue costosísimo para la inauguración de un Instituto Confucio en León pero es evidente que los políticos tienen un concepto del gasto público muy particular que pone el énfasis en los gastos a mi parecer prescindibles y el regateo en otros mucho más necesarios que tocan a la asistencia sanitaria, los servicios sociales o la educación.
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