(Pinchar en la imagen para ver mejor)Es muy sencillo. Ayer Leopoldo Sierra salía a la palestra dando dos datos de 2006... ¡¡¡2006!!!:
"¿dónde están los 54.000 euros de la oficina de atención al ciudadano? Porque ni está la Oficna ni el dinero" , y sacaba a relucir otra cuestión "¿dónde están los 200 mil euros que se le deben a un propietario desde el año 2.006? Un dinero que fue depositado en el Ayuntamiento, que debería estar en la caja, pero que se ha gastado y ahora hay que devolverlo".
¿Alguien se ha parado a pensar porque ha tenido que ser a finales de 2011 cuando tengamos los ciudadanos conocimiento del asunto?, ¿por qué razón ha sido necesario cambiar de partido gobernante para enterarnos?
Parece evidente que mientras nos gobiernan nada o casi nada sabemos de estas cuestiones. De haber ganado nuevamente seguiríamos ignorando estas y otras cuestiones que, como se ve, no pensaban contarnos, porque sólo se conocen una vez que salen del gobierno y otros entran levantando alfombras, revisando facturas. Claro que les guía un afán más revanchista que didáctico, pero lo hacen y descubrimos entonces como nos mantenían en la inopia de muchos asuntos que no hablan nada mal de su gestión.
No es una cuestión de Daimiel, pasa en todas las administraciones, e incluso cuando llegábamos a creer que algunos lo hacían medianamente bien les basta perder las riendas para que asomen los parches y costurones de una gestión no tan brillante, por no decir deplorable.
Supongo que ahora tocará dar explicaciones, justificarse, y esperemos que lo hagan con argumentos concluyentes. De otra manera eso destaparía una actitud escapista y lamentable y dejaría a algunos, pongamos al Interventor, al margen, por supuesto y de forma principal, de los responsables políticos, en una posición bastante cuestionable.
Transparencia, eso de lo que tanto se presumía hace apenas unos meses, es lo que más suele faltar. Y es triste que sólo se haga ese ejercicio interesado cuando cambia el partido gobernante, porque esto nos llevará a alfombras terribles en administraciones que llevan toda la vida bajo el mismo mandato. Transparencia. Por vocación, no por obligación, que aquí huele a muerto.
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