martes, 11 de octubre de 2011

LA DUQUESITA (Página nº 336)



Por razones médicas he estado un par de días por Madrid y ya ayer me llamó la atención el dispositivo de prensa a las puertas de la Ruber Internacional, una veintena de personas apostadas frente a la entrada y husmeando sobre cualquier coche que se acercaba hasta allí.



Hoy, cuando llegaba a la clínica, me he encontrado un revuelo de cámaras sobre un coche que, finalmente, pudo escapar de ese acoso. De inmediato los fotógrafos se apartaban para visionar sus instantáneas y la reportera de TVE grababa una crónica de urgencia de lo sucedido. Hasta el personal de la residencia lindante había salido al exterior presos de la curiosidad.

Como no soy especialmente atento con el revisteo sólo al subirme al bus me he enterado que todo el despliegue, ahí en guardia desde el mismo día de la boda, era para la hija de la Duquesa de Alba, a la que una varicela tardía le había postrado en la famosa clínica.

Lo primero que me he preguntado ha sido cuál era la trascendencia del hecho para que una unidad móvil anduviera allí días enteros con un equipo desplazado por TVE, pagado con el dinero de todos. Que anduvieran por allí, quizá, los de las agencias que viven del buitreo cardiaco asaltando a los famosos en terminales de aeropuertos o en estaciones de alta velocidad podría explicarse pero una televisión pública casi una semana de guardia por asunto tan privado y prescindible me irrita bastante. Por mucha Duquesa de Montoro que sea su enfermedad es privada y su notoriedad no trasciende el papel couché.

Pero lo más triste es observar como periodistas se ven obligados a semejante desperdicio de tiempo, talento y dinero, sólo para dar la traca con esa información pueril e idiotizante que tantos adeptos tiene, aunque nunca sabremos si por consagrarle tantas horas en la parrilla hasta fidelizar a sus televidentes con tales chorradas o porque, realmente, el público demanda tanta idiotez visceral.

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