Es lo que tiene en Daimiel el final del verano y tras la feria, que es como si se echase un telón simbólico al estío y todo volviese a la grisura monótona de la rutina. Mañana habrá pleno, que seguramente dará un rato para hablar y escribir, y el Equipo de Gobierno se pondrá a trabajar con escasa munición económica y mucho que resolver por delante en lo que supone una cierta travesía del desierto tras el breve oasis de la feria.
Hace años, recuerdo, la vida desaparecía casi por completo de las calles recien desmontado el ferial y cuando apenas nos explicábamos que unas horas antes aquel paisaje estaba repleto de olores, ruidos y luces. La gente marchaba a vendimiar, las calles se vaciaban y hasta el tiempo parecía velado por una cortina otoñal casi depresiva. Hoy apenas vendimia un número reducido de jormaleros y las calles no ofrecen esa sensación tan notoria de vacio pero, lo cierto, es que algo hay en el ambiente de decadencia, de sopor, como si el ánimo se abatiese e hibernara.
La rutina, a veces agradecida pero en otras ocasiones plomiza, se adueña de las vidas de los daimieleños, ajusta horarios y retrae el ocio. Y notamos el aplastamiento de los días mas cortos, más frios, más apagados. Y uno anhela ya los primeros dias de primavera amparado en la rutina pero incómodo a la vez. Rutinalandia se impone y el inmenso verano ya es pasado y casi olvido. Es lo que tiene, que uno contempla la feria como mal menor porque se ha pasado julio y agosto deseando que llegara lo más tarde posible y, a estas alturas, ya ni es.
Pues normal, con la gente sin trabajo, cosidos a impuestos y con los ojos encajados viendo como se llevan los millones de euros gente sin escrupulos y de la ley de la ONCE ciega y manca.
ResponderEliminarPues se te quitan las ganas de todo. O tu si sales y haces mucha vida social, para dar la vida al pueblo, cenando fuera, cañas, y comidas fuera de casa. ¿tu tienes trabajo verdad?
Talvez en las discotecas de daimiel.... a no, que no tenemos ninguna, ni cine, que tampoco tenemos...