Esta es, en esencia, una conversación escuchada hace unos minutos.
Una abuela camina de la mano con su nieta volviendo del colegio. La mujer tiene poco más de sesenta años y la niña no más de seis o siete:
- Abuela, ¿si quieres vamos un día a "La Masiega" para que la veas?
- Toma, ¿es que tú has estado allí?
- Sí, está muy bien. Si quieres te la enseño.
La abuela guarda silencio pero unos metros más delante la nieta vuelve a la carga:
- Abuela, ¿cual residencia te gusta más?
- Anda, rica, cállate un poquito.
- Abuela, si tienes sesenta y un años pues a los setenta te tenemos que llevar a la residencia.
- Niña, a que te doy un bofetón.
- Pues no te enfades, abuela, que entonces te llevamos a la peor.
- Te parece a ti lo que me está diciendo mi nieta.
Hace treinta años esta conversación no se hubiera dado. No sólo porque no era lo habitual entonces sino porque las relaciones intergeneracionales discurrían de otro modo. Pero además hemos empezado a concebir con naturalidad que nuestros mayores, en cuanto la autonomía puede cuestionarse, terminen sus últimos años como residentes de alguno de estos centros, hasta el punto de que saltándonos una generación hasta los más pequeños han asimilado la idea.
En el fondo incluso nosotros mismos, aún lejos de ese momento, vamos albergando la idea de que, finalmente, ahí estará nuestro lugar. Pero, aún así, debe ser duro para esa abuela, aún joven y dinámica, escuchar de la boca inocente de su nieta la pregunta de a cuál residencia prefiere ir, como si ya comenzara a ser un pequeño estorbo.
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Bueno venga otro caso pa la buchaca del PSOE.
ResponderEliminarQué, hace hablar de Pepiño Blanco o no?.
Y que va a dimitir, ese no dimite ni aunque le declaren culpable.
algunos estamos esperando a que nuestro super lider leo nos diga que tenemos que decir en la cola del supermercado cuando todo el mundo escandalizado nos recriminar el ratrocinio del compañero bárcenas y acólitos. Justificamos la excusa del sueldo en diferido o qué es lo que tenemos que decir....? yo ya paso
ResponderEliminarPonle, si puedes, una tilde al "mí" de la entradilla.
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