"LIMPIAR LA ERA" (Página nº 800)

Galo Sánchez Bermejo tiene esa costumbre de bajar a un tipo de lenguaje popular que no sé si de verdad le acerca a la gente pero que, al menos, le otorga su peculiaridad como orador. Y hoy, para no ser menos que en otras ocasiones, nos ha colocado un ramillete de esas expresiones suyas cuando ha decidido defender su moción sobre la reforma laboral. Nada que ver con el formalismo de Lola ni por supuesto con el contenido.

En cualquier caso ninguno de los dos me ha convencido, ni ese "limpiar la era" de Galo ni ese planteamiento de Lola de buscar el bien y ratificado después por Leopoldo. ¿Y por qué? Pues sencillamente porque uno y otros han preferido ponerse en los extremos opuestos.

Y es que Galo ha hecho un repaso de los riesgos que se asumen en esta reforma para los trabajadores, y en eso ha estado didáctico pero con un punto de partida discutible, a mi juicio, y es el de plantear subconscientemente el peor de los escenarios, el de unos empresarios desalmados que aprovecharán la ley para hacer limpia y retorcerán su interpretación siempre contra sus empleados. Y no creo que sea así aún reconociendo que no son pocos los empresarios que harán uso torticero de una ley que no busca eso. Demasiado negativismo llevando el argumento al extremo.

Pero es que eso contrastaba con el panorama idílico y edulcorado que pretendía vendernos Lola y que partía, en contrario, de una concepción generosa y altruista del empresariado que resultaba poco creible, incluso no dudando de que existan ejemplos de tales.

Claro que habrá empresario que luchen por su empresa y por sus trabajadores, los hay, como habrá quienes aprovechen para "limpiar la era" y estrangular las condiciones laborales de sus asalariados, pero conviene huir de demonizaciones generales o idealizaciones absolutas. Y tratando de ser consecuentes pensar que aún aceptando la necesidad de una reforma laboral en periodo de crisis la planteada en estos momentos, por mucho que la apruebe la UE o el FMI, recorta las condiciones laborales de los trabajadores, supone un retroceso manifiesto y carece de perspectivas a corto y medio plazo para general trabajo estable, de calidad y garantista.

Y en cualquier caso no debe impedir que el Gobierno establezca los mecanismos necesarios para impedir un uso fraudulento y abusivo de la norma que castigue ejemplarmente a quienes lo intenten. Porque no estamos para "limpiar la era" por mucho que algunos empresarios estén "deseandico" de hacerlo.

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