martes, 6 de diciembre de 2011

LIBROS DE TEXTO - PARTE ÚLTIMA: FAMILIAS, PROFESORES Y GOBIERNO REGIONAL (Página nº 522)



Y las grandes damnificadas de la medida de supresión de los libros de texto gratuitos van a ser las familias, al menos muchas de ellas, que tendrán qe hacer frente a un gasto importante y de golpe al que ya no estaban acostumbrados y que se agrava por la situación económica que vivimos. Y aunque es evidente que se arbitrarán sistemas de becas o mecanismos compensatorios la universalidad ha finiquitado y hemos de temer que el problema creado no menguará sino que se acrecentará, seguro, porque la mayoría de beneficiarios de esas posibles ayudas lo serán parcialmente y habrán de completar una parte para la adquisición de esos libros de texto, además de que ya sabemos que las condiciones de acceso a ese tipo de becas y ayudas es muy discutible y no siempre se corresponde con los ingresos reales de las familias, lo que dejará fuera a algunas de ellas en situación de mayor necesidad que la de otros beneficiados.

En cuanto a los docentes, división de opiniones, al menos es lo que percibo, pues la supresión de la gratuidad tiene beneficios como la eliminación de las tareas administrativas que suponían su tramitación, supervisión, control de incidencias, reposiciones, aumentos de matrículas, distribución o almacenamiento, o ventajas desde el punto de vista pedagógico con la recuperación del subrayado, por ejemplo, que favorece ciertas técnicas de estudio perdidas. Y sin embargo, y a pesar de todo eso, sentimos que ahora, en este momento, se generará un problema mucho mayor del que se pretende resolver porque conocemos la situación por la que pasan muchas de las familias de nuestros alumnos y ésta no será ya una chinita más en el camino sino un verdadero obstáculo que complicará la economía familiar y que tendrá un impacto, también, en el normal comienzo del curso pues demorará la adquisición de materiales y como sucedía en la época anterior, cuando se adquirían los libros por las familias, alterará la propia actividad de las clases. Y luego está la posición de los docentes que ya no se veían sometidos a tanto escrutinio en la petición de materiales adiccionales y necesarios y que ahora, nuevamente, notarán el efecto de sus peticiones porque no harán sino sumar la factura.

En cuanto a la administración, y si cumple su palabra de desarrollar planes de becas o mecanismos compensatorios, que imagino yo que serán menores de los expuestos, el ahorro será mínimo, poco significativo y de un coste social descompensado y poco justificable. Nos cuentan que el nieto de Botín o del Rey o de Bono pueden pagarse los libros de texto para negar la universalidad pero eso ya lo sabíamos antes del tijeretazo y el cambio ni mejorará el sistema anterior ni garantiza la justicia social que ya premia con desgravaciones a las familias que pueden llevar a sus hijos y nietos a centros elitistas y que les compensa de pagar los libros de texto ampliamente. Y es que el recorte incide, sobre todo, para quienes más necesitan de esa gratuidad efectiva y que ahora han perdido.

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