sábado, 17 de septiembre de 2011

TRABAJAR POR CASI NADA (Página nº 260)

¿Alguien se ha preguntado por qué seguimos hablando del llamado Estado del Bienestar en los recientes años pasados previos a la crisis en una sociedad donde, al margen del acceso mayoritario a los coches de alta gama y a las hipotecas, los salarios no han experimentado cierta proporcionalidad con la bonanza económica y las condiciones laborales han retrocedido significativamente con el crecimiento de la temporalidad y el contrato basura?

No importa que se haya desmoronado el chiringuito porque, ya antes, cuando los niveles de paro tenían mínimos históricos y los bancos daban créditos a diestro y siniestro sin mínima criba, cuando los españoles nos paseábamos con esa sensación de nuevos ricos, las condiciones de los contratos laborales y los salarios andaban ya rezagados a tres y cuatro cuerpos de distancia, y aumentando, porque el esplendor económico escombraba los cimientos degradando el valor real del trabajo. Bajo el fulgor del bienestar yacía la postergación de los derechos laborales justos y los contratos dignos. Y cuando la crisis asólo el resplandor quedaron a la vista las consecuencias de ese postergamiento.

El "Estado del Bienestar" siempre fue un bluff, un falso eslogan interesado y proselitista, una manera, en el fondo, de minimizar el desengaño de los burlados intentando hacerles parte de un gran proyecto donde les había tocado sacrificar sus aspiraciones. Vivir, sentirse como ricos, ayudó mucho a creerse la milonga.

Hoy he encontrado este vídeo en el blog "Modus Tolens", de un ciudarrealeño al que sigo fecuentemente. Es una parodia, una caricatura, un guiño, pero, en realidad no hay tanta distancia con la realidad, cuando las condiciones laborales de los degradados siguen la Ley de Murphy y pudiendo empeorar sin duda lo consiguen. Reimos al verlo, sí, pero nos deja un poso amargo que no se debe desdeñar.



Trabajar por casi nada. Siglo XXI. ¿Y el progreso era esto?

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