Hace unos días se conocíeron las condiciones para adjudicarse el servicio de cafetería en el Congreso de los Diputados y además de comidas, cafés y zumos se supo que sus señorías, como siempre, tenían subvencionados parte del coste de estos productos pero también las copas y bebidas espirituosas. Uno no acaba de entender por qué ademas de sus sueldos, dietas, tablets, taxis y trenes gratis, etc... hay que subvencionarles comidas y bebidas pero, aún mucho menos, los lingotazos que se quieran meter en su lugar de trabajo. Por eso me puse a elaborar algún sonetillo.
Sin embargo la reacción social al saltar el asunto a los medios ha hecho que la Mesa del Congreso haya decidido excluir las bebidas alcohólicas de la subvención aunque la conserven para el resto de comestibles y "bebestibles", y entonces he tenido que cerrar el círculo con un tercer sonetillo satírico. Ahí quedan:
Se bebe su señoría
gintonics y lingotazos
y no sé cuantos copazos
para darse una alegria
y con toda su energía
se hace un buen sitio a codazos
para beberse por plazos
toda la licorería
que existe allí en el Congreso,
que entre receso y receso
aprovecha la ocasión
de darse una buena dosis
que le lleve a la cirrosis
de ese alcohol con subvención.
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Ahora comprendo del todo
que trescientos diputados,
algunos superdotados
y alguno sabelotodo,
hagan leyes de ese modo,
legislen disparatados,
quizás un mucho afectados
por empinar tanto el codo
con las copas tan baratas,
que a esos precios los cubatas
salen casi regalados
y en el bar parlamentario
parece ser necesario
el beber subvencionados.
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Menos mal que a última hora,
y por presión popular
se ha logrado revocar
esa atrocidad sonora
y la gana bebedora
se la tendrán que pagar
pero sin subvencionar
como se hacía hasta ahora
pues enterada la gente
del gasto tan indecente
de becarles el alcohol
los miembros del Parlamento
han reculado al momento
sin que haya un esquirol.
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