El Plan Nacional sobre las Drogas ha propuesto que se multe a los padres de los menores que reincidan en borracheras que conducen al coma etílico, bajo el concepto sancionador de maltrato, y los padres han reaccionado contra la propuesta y planteando que más que medidas punitivas económicas se trabaje más en educación. Pues bien, creo que esto retrata claramente a nuestra sociedad, esa que se debate entre arreglar todo con multas o escurrir el bulto otorgando la responsabilidad a los demás. Y por eso mientras asistimos a una nueva propuesta de castigo al bolsillo, que nuestros políticos no saben salir de ahí, los padres de nuevo intentan no asumir su rol de responsables jurídicos y clamar por más esfuerzos en educación.
Sin embargo el problema no es ese ni la solución parece que tampoco si se plantean por separado. Y es que existe una realidad que no se quiere abordar con empeño:
El consumo de alcohol está prohibido para los menores de 18 años pero las administraciones creen que por poner un papelito en la puerta ya se va a respetar.
Primer error, las leyes de este tipo no son tomadas en serio ni por los potenciales consumidores menores de edad ni por, lo que es más grave, los comerciantes que venden este tipo de bebidas y que en muchos casos muestran el celo necesario para impedir la venta al menor. Pero, además, tampoco las administraciones hacen mucho por impedir que esto suceda, incluso sabiendo, como sabemos todos, donde se expende alcohol a menores sin mayor miramiento.
Segundo error, mucha gente cree que la responsabilidad acaba cuando no se le vende alcohol directamente a menores, como si no fuera de dominio público que existen proveedores de ese alcohol que intermedian para hacer llegar esas bebidas a quienes no tienen edad legal para hacerlo. ¿Acaso no es delito el consumo tanto como la compra en menores para despreocuparse de la responsabilidad que tienen esos mayores que les compran ese alcohol para esquivar la prohibición de venta? Independientemente de que los comerciantes sepan el destino final, que en algunos casos si conocen y en otros no, las autoridades tienen la obligación de vigilar y perseguir esta prácticas.
Tercer error, dar por irresoluble el problema. Eso se hace, desde luego, cuando hasta se permite o se construye un botellódromo donde no existe ningún tipo de control sobre lo que beben algunos. Y que nadie se haga el longuis porque el consumo de alcohol por los menores, en esos lugares, es de sobra conocido y comprobable.
Cuarto error, los padres, en un buen porcentaje, han asumido como forma normal de ocio en sus hijos ese consumo y han renunciado a su responsabilidad como tutores legales. Pero a la ley no se renuncia y este proyecto de multarles por los excesos alcohólicos de sus hijos trata de advertirles que sus responsabilidades legales son las que son y no vale inhibirse sino actuar como tales, sin excusas ni escaqueos.
Quinto error, hablar de más educación entendiendo esta sólo como la que se adquiere en la escuela, cuando la educación va mucho más allá y es la sociedad entera quien debe ser educadora. Aún así posiblemente ya sea en los centros escolares donde más se trabaja, desde campañas externas y desde la transversalidad de materias en aspectos sobre consumo responsable, peligros de la ingestión de alcohol o tabaco sobre el organismo, hábitos saludables, etc..., aunque siempre se puede hacer más, y estoy en condiciones de afirmar que los chavales no carecen de la información suficiente y que son otros elementos los que conducen a estas prácticas, a las que ya he aludido y a las que habría que añadir la dificultad de encontrar ocio alternativo, la preponderancia de modelos de ocio vinculados al alcohol que encontramos en la sociedad o la condescendencia social que existe respecto a estos comportamientos.
Multar por comas etílicos planteado como medida aislada resulta absurda y recaudatoria. Integrada con otras como vigilar y multar a quienes venden esas bebidas a menores o a quienes intervienen como puente para hacerlas llegar a estos, establecer medidas de concienciación y formativas, fomentar otros modelos de ocio y favorecerlos con recursos, exigir a los padres que actúen como tales, parece tener más sentido, y asumir que hay también responsabilidad de los menores en esos comportamientos no digo desde el punto de vista jurídico pero sí desde el punto concreto que no les quiera presentar como víctimas sin más. Y que los padres se sientan atacados al proponer una multa tras reincidir sus hijos en comas etílicos me parece el paradigma de la irresponsabilidad escondida en frases tan manidas como "no puedo con ellos", "no me hace caso", "todo el mundo lo hace", etc... porque, pese al dolor y preocupación que sientan por el estado de sus hijos, que no lo dudo, han decidido conformarse y eso no puede ser.
Y perdón por la extensión.
Enlace:
http://www.elconfidencial.com/espana/2013/06/06/los-padres-podrian-ser-acusados-de-maltrato-si-no-controlan-lo-que-beben-sus-hijos-122449/
Enlace:
http://www.elconfidencial.com/espana/2013/06/06/los-padres-podrian-ser-acusados-de-maltrato-si-no-controlan-lo-que-beben-sus-hijos-122449/
En todo ves lo mal que se hacen las cosas y los errores que se tienen. No entiendo como sabiendo y entendiendo tanto de todo no estas en una empresa ocupando un alto puesto.
ResponderEliminarTodo lo ves negativo, a todo le tienes que poner un pero, siempre ves algun error, por no decir varios, todo se hace mal, sea del tema que sea, bien sobre ecología, sobre naturaleza, sobre politica, sobre temas laborales etc,
La verdad es que nos estamos perdiendo o nos hemos perdido un cerebro privilegiado
Se supone que todo lo haces bien. Sería curioso e interesante saber si es así.
Más vale una mente crítica, que es la que hace avanzar y mejorar, que una mente borreguil, que lleva al retraso y el conformismo.
EliminarCerebro privilegiado? Si la gente de a pie no ve las cosas que se exponen en este blog ya me explico porque estamos como estamos.
EliminarEl anónimo de las 15:54 lo ha expresado perfectamente. No hace falta ser un lumbreras para darse cuenta y lo triste es que se ataque al autor con si se cree perfecto o si se ha perdido un genio en vez de rascarse un poquito la cabeza y dar argumentos consistentes en contra de lo que él escribe.
EliminarPara todos los políticos, pero en especial para la derecha, siempre fue más fácil REPRIMIR que EDUCAR.
ResponderEliminarEl programa de verano, "ABRIENDO CAMINOS", para alumnos de 4º de la ESO es más de lo mismo: populismo inmediato y no inversión en educar para el futuro.
Daimiel puede ser un buen ejemplo: se cierra la LUDOTECA,EL CENTRO JOVEN y se acondiciona por un buen puñado de euros un lugar para realizar el BOTELLÓN.
ResponderEliminar¿Daimiel quiere ser una ciudad amiga de la infancia? Ja,ja,ja... ¡A discreción!
ResponderEliminarUna menor de 16 años puede ir al hospital y abortar sin que sus padres se enteren, ni las autoridades les informen pero si esa misma niña tiene un coma etílico esas mismas autoridades les van a obligar a pagar una multa.
No me extraña que estemos como estamos.Nos hemos/nos han vuelto locos.
Para las víctimas de la LOGSE que quede claro que me asusta y preocupa el consumo de alcohol en jóvenes y no tan jóvenes. .
Hay que poner las cosas en su justo término. Multar a unos padres, que han educado a sus hijos con normalidad y afecto, y que éste a cierta edad, consciente de sus actos se emborrache, aparte de recaudad y joder, creo que tiene poco motivo. A ningún padre le alegra ver borracho a su hijo.
ResponderEliminarOtra cosa bien distinta, son aquellos padres, que debidamente advertidos desde el cole, el instituto o las instituciones (porque estos problemas no aparecen ni de un día por otro, ni por que sí), pasen olímpicamente de todo y permitan por dejadez, que sus hijos armen la de Dios cada fin de semana. Ahí, la multa es poca siempre.
De todas formas, mientras no invirtamos en educación y prevención, todo lo lo punitivo es pan para hoy y hambre para mañana.