martes, 13 de diciembre de 2011

UNOS PREGUNTAN Y OTROS RESPONDEN (Página nº 548)

La dinámica es clara, unos preguntan y otros responden, ¡fácil!, pero las preguntas, algunas, formuladas entre fundamentaciones previas, incisos y apartes, incluso en forma torpe o acelerada, terminan siendo por sí mismas confusas en su enunciación o conteniendo varias preguntas a la vez que corren el riesgo de no ser contestadas una a una. A ello contribuye el deseo, legítimo, de formularlas en el mismo instante y no previamente, ganando en factor sorpresa y propiciando medir los reflejos de quienes contestan, pero perdiendo, a su vez, en claridad de planteamiento y orden.

Por otro lado las respuestas tampoco a veces son aclaratorias, en esa tónica de preguntarme lo que queráis que ya contestaré lo que me parezca, fórmula muy desarrollada en la legislatura anterior. Y como no cabe réplica ni para precisar es sencillo responder vagamente y con generalidades, o fintar el tema dando una respuesta parcial, o incluso ignorar alguna pregunta determinada entre la multitud de las realizadas, o contestar con datos que tratan de noquear al interrogador mientras se escabulle la respuesta concreta.

Por eso unos preguntan y otros responden, como ocurrió siempre, pero no está tan claro, ni antes ni ahora, que todas las preguntas tengan respuestas convincentes.

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