miércoles, 14 de diciembre de 2011

POR "IMPERATIVO PASCUAL" (Página nº 551)



Me decía esta mañana un amigo que los diputados de Amaiur en el Congreso hubieran debido prometer sus cargos no por "imperativo legal" sino por "imperativo Pascual" dado que fue el presidente del Constitucional, Pascual Sala, el que puso todo el empeño en dar gusto a quienes le promocionaron a ese puesto para que los proetarras estuvieran en las elecciones del 20 de noviembre.

Es evidente que así se hubieran diferenciado, como les gusta, de los copiotas del PNV, ERC y algún "Cayista" más que han descubierto ahora eso de sumarse al "imperativo legal". Y es que lo siento, me parece absurdo, un pequeño gesto estético sin valor y que tampoco va más allá del guiño a los propios.

¿Y por qué digo esto? Porque juren, o prometan, todos lo hacen por imperativo legal, a pesar de su elección por una u otra fórmula, porque resulta que la ley es imperativa en este extremo para tomar posesión.

Sinceramente, todo el mundo sabe que no están de acuerdo con una monarquía parlamentaria o, en otros casos, con la propia Constitución que terminan prometiendo y que eso tiene exactamente el mismo valor utilizando o no la coletilla del imperativo. Y me parece pues tan ridículo como si cualquier ciudadano, yo mismo, declarásemos que pagamos nuestros impuestos por "imperativo legal", o nos sacamos el DNI o el carnet de conducir por "imperativo legal", o cualquier otra circunstancia de obligado cumplimiento. ¡Pues claro que es por imperativo legal y tiene el mínimo valor especificarlo o no!

Creo que se le da demasiado valor a un hecho intrascendente, pueril, innecesario, y que no modifica, para nada, el compromiso adquirido, pese a que a muchos les guste presentarlo con un valor que no tiene. A mí me da exactamente igual, no me escandaliza, solamente que lo veo tan fútil, tan vano, tan inocuo, que me parece extremadamente ridículo otorgarle valor.

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