Incluso cuando Goldmand Sachs, la nueva cantera de presidentes, cometió un fraude de proporciones y consecuencias extraordinarias avalando como verdaderas las falsas cuentas de Grecia ni siquiera le afectó. Lo que debiera haber provocado su desaparición, bien por inepta o bien por fraudulenta, vista la gravedad, ni tan siquiera le rozó.
¿Quién tiene entonces el poder real sobre la situación?, ¿qué nos puede convencer de que, realmente, los gobiernos que salgan de las urnas tendrán capacidad de maniobra y decisión?

Lo mismo hasta Forges tiene razón y, como propone en su viñeta de hoy en El País, podríamos saltarnos ya a los intermediarios y votar por alguna de estas.
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