sábado, 19 de noviembre de 2011

MI JORNADA DE REFLEXIÓN (Página nº 465)

Ahora que los medios de comunicación nos cuentan con detalle, cedidos por sus respectivos equipos de campaña, lo que los líderes principales de los partidos van a hacer durante su jornada de reflexión, yo, y se me perdone el alarde, contaré la mía.

Uno le pide al sábado que empiece tarde y bien, de modo que para mí comenzó perfecto y sin entrar en más detalle. Un desayuno tranquilo y un pijama sin prisa dan paso a escribir unos cuantos nanorrelatos electorales aprovechando que hoy es el último día para colgarlos. De paso leo y contesto algunos comentarios del día.



Después me largo a Griñon, a reflexionar sobre lo que los políticos han hecho y deshecho en esta tierra. Es evidente que allí me cuesta encontrar razones para ir a votar porque la mano humana ha dejado una triste huella de ruina y canalizaciones. Pero siempre sucumbirá al poder de una naturaleza que encuentra, casi en las peores condiciones, espacio para aflorar su belleza y tratar de restañar esa herida. Y allí me distraigo y medito mientras un pequeño grupo de grullas cruza sobre mi cabeza y descubro una garza real tan sorprendida como yo de encontrarnos. Y en la hora larga que deambulo por este paraje descubro muchas más aves mientras trato de reconstruir mentalmente como era aquel espacio sesenta años atrás.

Llega la hora de comer y uno, que se reconoce en ese placer de la mesa, prolonga el tiempo del disfrute cuanto puede antes de sestear, otro deleite sobrevenido y sólo descubierto en los últimos años, mientras desordeno las secuencias de una película que es mera excusa para sumergirme en el sueño. Y aunque asisto al final, apenas ya entiendo nada ni me importa.

Luego corro a descargar las fotografías que, en ese paseo matinal por Griñón, he ido haciendo sin más intención estética que la de torpe aprendiz y rememorando, al paso, el momento de cada imagen.



Ahora escribo esto mientras llamo para quedar pues, a la noche, tenemos una cita ineludible con el viejo Krahe que, como dije, actuará en Ciudad Real, en la tetería Pachamama, para el centenar y pico de afortunados krahenitas que seguimos, desde hace décadas, las melodías cargadas de humor, amor e ironía de mi tocayo. ¿Qué mejor formar de cerrar una jornada de reflexión que escuchando las inteligentes canciones de este tipo singular? Después, y siempre hay un después, compartiremos una tertulia de amigos donde, estoy seguro, la política no tendrá cabida porque la saturación, al menos, tiene el efecto disuasorio de aproximarnos nuevamente a ella.

El resto ya será mañana y no tiene cabida en mi jornada de reflexión descrita. Eso me lo dejo para mí. Reflexionen y... acierten, si es que se puede.

*^*

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