(PRESUNTO)TERREMOTO DIALÉCTICO (Página nº 2752)

Desde hace unos días son varias las personas que me preguntan si he visto o he oído en Daimiel TV al padre Toño. Hay incluso quien me remite a una misa en parecidos términos. Y yo ha todos ellos les digo que no, que poco puedo aportar porque desconozco el contenido de lo dicho por Antonio y lo único que sé es que en gran parte de los que me preguntan o comentan suelen añadir la coletilla de que no ha dejado títere con cabeza. En la mayoría de los casos, también debo decirlo, con afán desaprobatorio por las formas y el contenido, aunque cierto es que también me he encontrado con algunos que utilizaban términos más aprobatorios.

Por lo que sé lo que ha logrado es no resultar indiferente, sin que eso sea por si mismo virtud o defecto, y no recuerdo muchas ocasiones en las que surja un revuelo semejante a nivel local y que en el tema religioso apenas recuerdo algo similar pero menor con el asunto de la túnica nueva de "los Moraos" o el enfado monumental de la Cofradía de la Virgen de las Cruces por la utilización en el carnaval del tema de la procesión de una figura de la citada Virgen a hombros de un grupo de chavales disfrazados.

No quiero entrar en lo dicho por el padre Toño básicamente porque no lo he escuchado y las referencias son variadas, parciales y no siempre del todo precisas, y al fin y al cabo el dueño de sus palabras es él y nadie más. Pongo, pues la entrada, sobre todo, porque me sigue llamando la atención toda la sensibilidad que hay en estos temas y sobre todo cómo son muchas las personas que se han sorprendido, indignado, escandalizado, ofendido, pero también alegrado, compartido, por la opinión del pasionista daimieleño, y cómo ha surgido ese deseo de comentar los sentimientos provocados por sus palabras.

Yo no conozco a Toño, apenas le he oído hablar alguna vez con amigos míos en una parada breve, y algo más en entrevistas. La primera vez que me hablaron de él lo definieron como un cura "rojo-rojo-rojo", bastante radical y muy poco condescendiente, y entiendo que la realidad vivida, tan alejada de nuestra más bien acomodada vida, podía estar en ese planteamiento crítico y reivindicativo, pero sé bien poco de sus vicisitudes y simplemente me quedo con esa sensación de terremoto social que han despertado sus declaraciones, esas que no he oído y que, a pequeños retazos, me han contado y que han puesto en la diana dialéctica a la Iglesia, Cáritas, Cruz Roja, Hermandades, políticos, sociedad y todo lo que ha pillado por delante con el casi un lógico revuelo en todos esos ámbitos.

En cualquier caso yo apuesto por la existencia de una crítica razonada, mesurada y  correcta, y no sé si este ha sido el caso en esta ocasión porque, eso sí, todos coinciden en que parece ser que estuvo desatado y excesivo y así es difícil saber si ha molestado más el tono de lo dicho o lo dicho en sí o ambas a dos.

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