domingo, 28 de octubre de 2012

¡ Y QUE A ESTAS ALTURAS TODAVÍA HAYA QUE VOTAR SOBRE ÉSTO ! (Página nº 1386)

No es la primera vez que se promueve una votación semejante y ya es sabido que a sus promotores, UPyD, les va a caer la del pulpo acusados de oportunistas, demagogos y populistas, como a otros que lo intentaron antes, pero después de más de tres décadas de democracia el Congreso de los Diputados debatirá y votará el miércoles sobre varias medidas contra la corrupción política entre las que se encuentran que no puedan ir personas imputadas en listas electorales o que no puedan permanecer en sus cargos una vez que han sido acusadas formalmente e imputadas.

El sentido común y el sentido de la honestidad no admitirían jamás dudas sobre este aspecto y cualquier corrupto o sospechoso de corrupción, por higiene política, deberían quedar fuera de la actividad representativa hasta que se resolvieran sus asuntos legales, si fueran inocentes, o por vida si resultaran culpables. Y lo curioso es que quienes más celosos debieran ser de presentar listas impolutas y libres de corruptos debieran ser los propios partidos, sin leyes que les obligaran incluso, sólo por propia imagen y sentido de la responsabilidad, y sin embargo decenas de imputados aparecen en cada convocatoria electoral amparados por sus partidos y extendiendo la sospecha de que la corrupción que asoma no es la real sino una punta del enorme iceberg que esconde numerosos intereses y asuntos poco transparentes.

No es raro que la clase política sea una de las mayores preocupaciones ciudadanas, que, cada vez más, tengan la desconfianza de un sector amplio de la ciudadanía y que ésta esté plenamente justificada por los numerosos casos de corrupción conocidos y por la propia actitud de los partidos tapando, protegiendo y hasta promoviendo a nuevos cargos a toda esa caterva bajo sospecha.

Hay muchas razones para que desconfiemos de esta democracia, de esta infrademocracia que tenemos, formalmente correcta desde el punto de vista de su formulación pero que, en la práctica, muestra demasiados agujeros que alientan a la desafección de los ciudadanos que, tras más de seis lustros, no se conforman con un sistema que ampara a los posibles corruptos y que sólo parece conformar a los propios políticos y a su clac ideológica y mediática.

Sinceramente, no creo que el miércoles tengan la dignidad de votar a favor de la exclusión de los imputados o el cese de los que, en el transcurso del tiempo, sean acusados formalmente. Falta democracia real para que ésto ocurra.

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