Siempre he defendido que el ciudadano debe ser un actor crítico de lo que sucede a su alrededor y que, eso sí, dicha crítica ha de sostenerse argumentalmente y no ser fruto de la irreflexión. Luego es diferente que eso garantice el acierto de la crítica, que se compartan o no los argumentos expuestos, que la visión dada tenga más o menos detractores.
Sin embargo son mayoría los ciudadanos que forman parte de esa masa acrítica, silenciosa, que al menos formalmente otorgan su responsabilidad ciudadana sin más. Generalmente son los interpretados, los usados por los gobernantes para decir que sus silencios avalan sus políticas, cuando seguramente esa afirmación es todo menos cierta.
El mayor sector de ciudadanía acrítica, a mi juicio, es la entregada, esa que defiende que cualquier cosa que digas o hagas no cambiará las cosas, lo que les lleva a la inacción. Estén o no de acuerdo han hecho renuncia de su derecho a opinar y quedan así sometidos a la deriva "de lo que no cambia". Son gente crítica, a nivel individual, y les preocupa lo que sucede pero sucumben a cualquier intención de manifestarlo públicamente.
Luego están los que han asumido el miedo a la represalia, básicamente porque están convencidos de que existe, y yo también lo creo, y han elegido la seguridad evidente de su invisibilidad.
También están los mudos cíclicos, esos que callan deliberadamente cuando quienes gobiernan son los de su simpatía pero que se convierten en críticos feroces bajo el mandato de quienes representan otras ideologías. Es evidente que estos están lastrados por su falta de objetividad.
Finalmente quedarían los que ni sienten ni padecen, los que no saben ni que viento les da, porque nunca ejercen un análisis crítico argumentado ni les importa demasiado si no les toca.
El silencio, pues, puede ser, a veces, prudente. Otras, suicida. Muchos lo administran de acuerdo a sus circunstancias pero, insisto, resignándose a él nada puede cambiar.
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Asi nos va. Sólo por opinar en este blog ya te dicen "preséntate a las elecciones y hazte concejal". Cuestión de cultura, como todo.
ResponderEliminarY hablando de todo un poco. Y ya que se ha pasado el chaparrón, nos tranquiliza a muchos que se haya ido el coordinador de los medios de comunicación, según fuentes oficiales porque se le había terminado su contrato, pero no sabemos toda la verdad de este tema. Afortunadamente, como quiera que este señor ejercía de "DESCOORDINADOR", es decir de lo contrario que debería haber sido su cometido, felicitemonos todos de esta penuria que muchos hemos tenido que padecer.
ResponderEliminarUnicamente, desearle que le vaya mejor en su nuevo trabajo y enhorabuena a los que lo vamos a dejar de padecer.
No es bueno hacer leña del árbol caído. Aplícate el cuento para cuando seas tu el árbol, que algún día lo serás, porque la vida es muy larga y da muchas vueltas, que decía mi madre.
EliminarPues me alegraria que en alguno de estos comentarios nombrasen la caida inminente de otra DESCORDINADORA,pero no caera esa breba,el personal entre el que me incluyo seguira padeciendo .........
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