EL PRINCIPIO DEL FIN (Página nº 1397)

No quería tomar esta decisión. El hecho puntual de someter los comentarios a una moderación previa, en determinados momentos, se ha ido prodigando en los últimos tiempos hasta decidirme a darle un carácter más permanente. De nada han servido los llamamientos para que quienes iban a escribir sus comentarios fueran, antes que nada, sus propios moderadores. Ni las aclaraciones de que el autor del blog no tienen por qué compartir el contenido de dichos comentarios.

No quería tomar esta decisión porque entendía que más allá de mis propias opiniones éste podía ser un foro abierto, aunque eso dependiese más de los demás que de mí, pero no sé si por la cierta relevancia adquirida a nivel local últimamente abundan una serie de comentarios que parecen buscar otra cosa o dinamitar el blog, y en esa situación quizá sea necesario la prudencia.

El problema es que, a su manera, al desnaturalizar el sentido abierto del blog, puede marcar el principio de su fin ya que pierdo una de las motivaciones al escribirlo, que es someter lo que digo al escrutinio de los demás esperando sus críticas argumentadas o sus aportaciones sin tener que escrutarlas yo previamente decidiendo la idoneidad o no de ellas.

Después de casi seis años, en los que he tenido amagos de abandonar, la idea es ahora más firme, incluso con lo que suponga de cesión, porque no quiero que derive en lo que nunca quiso ser y, en esas condiciones, casi es mejor callarse, volver al silencio, ya no al anonimato porque eso no es posible, y dejar a otros este mostrarse diario que he venido haciendo a lo largo de casi 6.000 páginas.

Serán unos días, unas semanas, pero este Daimiel Diario ya ha iniciado su último recorrido. Puede que en adelante mi actividad bloguera sólo quede relegada a temas de hemeroteca o de medioambiente, bastante más inocuos y tranquilos, o me concentre en asuntos ajenos al mundo del blog. En tanto, bueno, con moderación previa, seguiré aquí.